Había estado enclaustrada
toda la tarde estudiando español para el examen decisivo que en la
escuela oficial de idiomas tendría próximamente. Tras las paredes
de mi apartamento la ciudad ofrecía eventos mas ociosos y
atractivos que aquellos que tenía entre manos pero así entre
verbos, adjetivos, conjugaciones... la tarde había dado paso a una
cálida noche.
El español era un idioma
que me apasionaba. Mi madre; española de origen, se había ocupado
de enseñarme desde mi tierna infancia la fonética y la gramática
hasta donde podía. A mi memoria arreciaban aquellos veranos felices
por tierras castellanas y la confluencia cotidiana de huéspedes
españoles que acudían, a nuestro pequeño hostal provenzal cada
temporada.
No sé el cómputo de
horas que había pasado entre apuntes, cuartillas y libros pero mis
ojos necesitaban descansar y la mente un poco de relax. La sencilla
ensalada y el trozo de melón de cantaloup que habían supuesto mi
cena, ocupaban parte de la mesa de mi ordenador que recogí
primorosamente antes de hacer un destrozo no deliberado en mis
libros.
Revisé mis mensajes de
teléfono y comprobé mis correos respondiendo alguno atrasado. Eran
algo más de las once, y me encontraba aquella noche de martes sola
en casa. Hacía un calor insoportable y el ventilador cabeceaba de
izquierda a derecha proporcionando una refrescante brisa que hacía
ondear mi pelo a su paso. La ola de calor por lo que decían en los
partes meteorológicos aun se mantendría durante varios días.
Mi camisola blanca
estampada se fusionaba a mi piel y a mi pecho marcando descaradamente
de esta forma mis senos. El aceite corporal tras la ducha favorecía
esa adherencia. Me sentía revolucionada, quizás porque las hormonas
andaban revueltas.
Tumbada en mi sofá de
tres plazas y con el teléfono cerca comencé una conversación algo
subida de tono con Nathalie que esa noche estaba de cena con unas
amigas. La cena había concluido y estaban con las copas. Creo, que
las copas pasaron a un segundo plano cuando el “WhatsApp” ganó
protagonismo . A cada comentario pícaro que le iba relizando se le
sumaba una respuesta cada vez mas excitante. El juego entre chicas me
es sumamente sutil, diferente y entre nosotras alcanzaba unos niveles
muy morbosos. Le mandé alguna foto de mis braguitas azules y rojas
de Tommy Hildfiger que ella respondió desde los aseos del local con
otra de su tanga fucsia. Así estuvimos un buen rato, tonteando y
caldeándonos hasta que Nathalie no pudo eludir mas a sus amigas y
tuvo que regresar.
Desde hacía rato mi
ordenador emitía los zumbidos característicos de las conversaciones
entrantes por el chat pero yo estaba a otras cosas. Ahora que me
hallaba más desocupada decidí mirar. Tenía varios amigos
conectados que intentaban hablar conmigo. De entre aquellas
conversaciones una me despertó una sonrisa maliciosa y ladina. Era
momento de seguir practicando español:
(Juliette):
Mario, que bueno encontrarte. Estás?...
(Mario):
Hola Juliette!!. Sí ,aquí estoy guapa, pensé que hoy no hablaría
contigo. Perdona que el otro día tuviera que cortar de forma tan
seca pero me sorprendieron en la oficina. Había quedado con una
amiga y no tuve consciencia del tiempo.
(Juliette):
Vaya...una amiga?...mmm. Quieres picar mi curiosidad?... Porque lo
acabas de hacer. Ya me estás contando...jajaja. Soy tremenda. Lo sé
“El español” como yo
le llamaba comenzó a darme descuentos sobre Maica, contándome lo
excitado que estaba cuando esta irrumpió en su despacho. Iba
narrándolo, con detalles y minuciosamente. Se notaba que poseía el
don de la palabra escrita.
(Mario):
Entró sin llamar...y bueno, tuve que cortar. Casi no podía
levantarme de la silla sin disimular la erección.
(Juliette)
. Que morbazo si te pilla..jajaja
(Mario):
Que retorcida eres, francesita!
(Juliette):
...Puede ser ...!
(Mario):
Sabes qué?. Después de que dejara de hablar contigo y de camino al
restaurante, pasó algo...
Volví
a sentir como mi estado de excitación aumentaba. Mario, haciendo uso
de un perfecto español y una fina retórica, la cual me ayudo a una
entera comprensión de cuanto me decía, fue desgranando cuanto pasó
en aquel ascensor. Me pidió si podíamos vernos por la “cam”. No
soy dada a poner cámara pero....¿por qué no?. Recordaba bien su
rostro el cual me cautivo en la gasolinera y a la tenue luz de su
habitación se le veía especialmente atractivo. Solicitó conectar
el audio pero le dije que prefería leerle. Se encontraba desnudo de
torso. Estribado entre el cabecero de su cama y la almohada donde
descansaba su cadera. No se apreciaba bien pero parecía llevar un
pantalón de pijama de finas listas, veraniego.
Mis
manos por debajo de la mesa y fuera del la cobertura de la cámara
del ordenador acariciaban el interior de mis muslos. Él, iba
contándome cuanto era capaz de acordarse sin omitir detalles, como
digo. El dorso de mis manos sentían el calor de mi sexo. Segundos
después se abrían paso entre mi piel y mi ropa interior. El ritmo
de su narración se ralentizaba de forma progresiva y el extraño
movimiento de su brazo derecho lo delató.
(Juliette):
No estarás haciendo nada indecente, verdad?...El españolito se ha
excitado con su propia historia?
(Mario):
Tú que crees?
(Juliette):
Estás cometiendo un acto tan pecaminoso como el mío;)
Ladeó
su portátil orientándolo a la derecha con lo que dejó de primer
plano su miembro endurecido atrapado entre su mano diestra. Era
grande y se apreciaban las venas que lo surcaban. De repente note,
como una mano caliente se me posó en la nuca. Me sobresalte.
-Ya,
veo que no me estabas esperando, bombón-. Dijo entono de reproche
Nathalie desde mi espalda golpeando con su aliento mis oídos con
cada palabra.
-Siempre
te estoy esperando-. Respondí antes de darle un beso húmedo que
atrapó su labio inferior entre los míos.
(Mario):
Quién es?. Tu compañera de piso anda por ahí?...
(Juliette):
Uy...me ha surgido algo urgente que requiere de mi atención,
querido Mario...pero no seré tan desconsiderada como fuiste conmigo
y dejaré la cámara conectada....Disfruta, españolito de como la
gastamos aquí las francesas...;o)
Me
levanté de la butaca del ordenador y llevándome la mano a la boca,
dediqué un beso a quien al otro lado de la cámara agarraba, cada
vez con mas fuerza aquel pene henchido. Hice “click” en el “on”
del audio. Tomé a Nathalie dulcemente de la mano y la llevé al
sofá. Donde mi amigo español podría ver perfectamente cuanto
pasara.
Rodeé
con mis brazos su cuerpo y le dije suave al oído desde mi boca en su
cuello
-Déshabille-toi-.
A lo que ella obedeció sin rechistar
Nos
desnudamos. Yo, por completo ella se dejó únicamente sus tanga
fucsia. Mario estaba atónito y presa de una gran excitación. No
podía ver su cara pero el primer plano de su sexo no daba lugar a la
duda.
Frente
a frente, dejando nuestras manos deslizarse por nuestros cuerpos
comenzamos un juego de caricias. Mis dedos recorrían su espalda
dulce y suave describiendo un sendero sin retorno hacia pecado. Tomé
delicadamente su rostro para besar su boca con profundo deseo. Mi
lengua se acomodaba a la suya quedando tímidamente atrapada entre
sus dientes. Nathalie contraatacaba lamiendo mi cuello desde la
clavícula hasta la prominencia de mi barbilla.
Me
acomode en el sofá contemplando su esbelta figura. Su pelo,
sucumbía sensual a la gravedad desde aquellos hombros simétricos
y su mirada destila erotismo en una dosis letal. Tomó una de mis
piernas elevándola sobre su cabeza. Sus manos parecían tocar los
acordes armónicos de un arpa imaginario sobre mis mulos. Su boca
juguetona comenzó a besarme, a morderme apasionadamente dejando el
rastro de su carmín quemando sobre mi piel. De soslayo dirigía mi
mirada a Mario, pensado como estaría al otro lado de su ordenador y
con ello mi excitación iba a más.
Me
retorcí de placer cuando noté el calor de su aliento y el roce de
sus labios sobre mi sexo. Sus manos recorrían mi vientre convulso y
mi pecho se ofrecía voluptuoso al despliegue de sus dedos. Su cabeza
se movía acompasada al ritmo de su lengua. Mis manos navegaban en el
mar de sus cabellos rubios y sedosos sin rumbo. Sus ojos buscaban
desafiantes a los míos, provocadores y lascivos, mientras nuestras
risas eran capturadas por el micrófono de la cámara que transmitía
cuanto ocurría.
Se
levanto y yo quedé desafiante tumbada en aquel sofá. Con una
sonrisa pícara parecía querer hablar sin palabras. Su cuerpo ergido
ante el mio parecía una obra del “Renacimiento”. Las horas de
gimnasio y su belleza configuraban un cóctel perfecto.
Con
elegancia y estudiados movimientos se deshizo del tanga y propinando
dos pasos felinos volvió al sofá. Colocó su sexo sobre mi boca y
se entregó nuevamente al mio. Ella sobre mi y yo bajo ella.
Contrastando nuestras pieles. La de ella morena y yo blanca cual la
nieve .Así, enredadas nos alimentamos sin reparos utilizando
nuestras lenguas, bocas y manos. Nathalie me miraba pidiendo más y
más...y yo se lo daba.
Su
cuerpo se desplomó sobre mi después del intenso orgasmo. Mi suspiro
largo y profundo certifico el mio.
Me
acerqué al ordenador y pude ver como Mario había eyaculado sobre su
propio cuerpo.
(Mario):
BRUTAL!!!!...Ufff...
(Juliette):
Veo que ha sido igualmente de satisfactorio para ti...españolito...
(Mario):
No te marches, un segundo...
-C'était
un plaisir, au revoir, Monsieur-. Espeté tajante al micrófono de la
cámara y cerré la comunicación. Dando media vuelta regresé con
Nathalie que me esperaba tumbada en nuestro sofá de tres plazas.
Tus encuentros con Nathalie siempre me provocan lo mismo que a Mario... Un relato que me ha hecho... excitarme... mucho.
ResponderEliminarMoreto
De eso se trata, Moreto, de no dejar inmune a ningún lector.
EliminarJuliette
QUE BUEN ESPECTÁCULOLE HABEIS DADO A MARIO, Y SEGURO QUE DESPUÉS DE CORTAR, EL ESPECTÁCULO COTINUÓ.
ResponderEliminarUN RELATO MUY EXCITANTE.
UN BESAZO JULIETTE!!!
Por supuesto que continuó,¿ te lo contamos en un próximo episodio?;)
EliminarCreo q estoy con Mario ufffff Brutal!!!! Ja jaja..... Ahora no se q hacer..... Si leerlo de nuevo y creerme Mario...y disfrutar....o darme una Ducha fría!!!!!!!......un morbazo de relato.......preciosos sujetadores..... Juliette. Sidg
ResponderEliminarAdemás de jugar nos gusta la ropa interior. Es muy divertido ir juntas y pasar un rato entre probadores.
EliminarMe gusta leerte por aquí!
Mmmm.... me encanto. Super excitante!!!! Madre mia k retorcidas pueden ser las francesitas jaja. Es uno de los mejores k e leido hasta el momento. Uno que me a dejado con la boca avierta y con ganas de mas. Me a puesto a tono jaja. Sigue asi juliette un beso.
ResponderEliminarCopio literalmente las palabras de Mario, que retorcida eres, francesita! Pero como nos vuelves lc@s a tod@s... Madre mía ;)
ResponderEliminarCreo que a todos nos ha excitado tu relato, así que no me queda de otra que seguir los pasos del anónimo anterior e ir a darme una ducha. Esperaré con ansias el siguiente, aunque sé que lo bueno se hace esperar!
Besos, Nica.
Algo me vas conociendo y sabes que soy enrevesada cosa que puedo decir también de ti, jajaja.
EliminarBisou!
Las duchas a mí ya no ne sirven, me voy a desayunar. Muy buena la entrada de Nathalie! No me lo esperaba
Eliminarwowwwwwwww,que envidia me da Mario me hubiese gustado ser la que estuviera en la cam,aunque mas aun mas estar en ese sofa!!!ummmm menudo sobresalto cuando aparece Nathalie........estoy hechando fuego!!!!!
ResponderEliminarFrancesita estas volviendo loc@ a todo el personal
Besos
Xorritos
¿Avisamos a los bomberos o quemamos la ciudad, xorritos?
EliminarExcitante, ma Cherie.
ResponderEliminarAlevosamente suyo… ;)
B. B.
Tanto como tus publicaciones, Monsier.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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ResponderEliminarHabía sido un día realmente fatigoso para Juliette, abrumada por una cantidad ingente de trabajo y recados a raudales, que no le permitieron ni un respiro durante toda su jornada laboral. El calor del día la hacía sudar, y una gota se sudor se deslizaba sinuosamente por su frente.
ResponderEliminarLlegada la hora de salida estaba exhausta, se dirigió a su coche camino a casa, conduciendo como un autómata. Una vez entrada en la ciudad comenzó a relajarse. Su mente olvidó su intenso día de trabajo. A veces, en los descansos de los semáforos, miraba a los conductores apuestos y se los imaginaba conduciendo impertérritos mientras ella se afanaba en mamar de su miembro con ansia, soportando cada arcada por un suspiro de él, o una mísera caricia en el pelo. Cuanto más de introducía su boca en la polla más notaba la dureza y la exaltación de las venas deslizándose por su lengua, mientras numerosos hilos de babas se deslizaban hacia los huevos. Mantenía la lengua por debajo de la polla para deslizarla hacia los huevos y alcanzar así sus propios hilos de babas, si no hacía la presión adecuada con la lengua era abofeteada, o le quitaban la polla y se la escondían, jugando con ella como una niña.
Ellos siempre se encargaban de empujar, con golpes sordos en la nuca, como topetazos que resonaban, para que ella alcanzase así la base de la polla. También le tapaban la nariz y la forzaban a aguantar sin respirar, provocando su tos.
Con las manos maniatadas y la boca siempre ocupada, siempre forzada por la inercia a introducir más y más la boca en la polla, suspiros, arcadas y gemidos entrecortados en una vorágine sostenida siempre por un ritmo de fondo; una regurgitación de la garganta al tragar la polla: AWRRG, AWRRG... Su saliva se acumulaba en los huevos de él, deseaba el momento de limpiárselos cuando se la ordenasen. La humedad en las braguitas de Juliette era más que evidente, estaban completamente pegadas a su sexo, con lo que su forma se resaltaba bajo la tela. Gotas se deslizaban por sus muslos ya, y cuanto más forzada era, su paladar agradecía el sabor a polla, succionando, tragando y lamiendo.
De repente el conductor le dio la señal, le faltaba poco. Incrementó el ritmo, forzándose a sí misma y con sonoros resoplidos y gemidos, apuró la succión hasta los huevos en cada embestida, animada por el regalo del semen de su Señor, anhelando su sabor y codiciando su calor. Se ahogaba pero aún así seguía, notó una gran presión en su cabeza y se vio con la nariz en la base de su polla, apenas sin poder respirar. De repente la recibió una gran cantidad de semen que irrumpió en su boca como un volcan en erupción, quemándole las entrañas, con un sabor muy intenso. La leche se deslizó por la comisura de sus labios. Tragó un poco. Sabía dulce. El el resto lo escupió y jugueteó con él un rato mientras miraba a su Señor.
Recogiendo paulatinamente cada gota y deleitándose en el olor se lo acabó tragando todo y limpió la polla de su Señor.
Cuando hubo acabado sonrió, y entonces su Señor le preguntó:
-¿ Qué es lo que eres?
- Soy su puta, mi Señor.