domingo, 14 de julio de 2013

El Sofá (10)



Había estado enclaustrada toda la tarde estudiando español para el examen decisivo que en la escuela oficial de idiomas tendría próximamente. Tras las paredes de mi apartamento la ciudad ofrecía eventos mas ociosos y atractivos que aquellos que tenía entre manos pero así entre verbos, adjetivos, conjugaciones... la tarde había dado paso a una cálida noche.

El español era un idioma que me apasionaba. Mi madre; española de origen, se había ocupado de enseñarme desde mi tierna infancia la fonética y la gramática hasta donde podía. A mi memoria arreciaban aquellos veranos felices por tierras castellanas y la confluencia cotidiana de huéspedes españoles que acudían, a nuestro pequeño hostal provenzal cada temporada.

No sé el cómputo de horas que había pasado entre apuntes, cuartillas y libros pero mis ojos necesitaban descansar y la mente un poco de relax. La sencilla ensalada y el trozo de melón de cantaloup que habían supuesto mi cena, ocupaban parte de la mesa de mi ordenador que recogí primorosamente antes de hacer un destrozo no deliberado en mis libros.

Revisé mis mensajes de teléfono y comprobé mis correos respondiendo alguno atrasado. Eran algo más de las once, y me encontraba aquella noche de martes sola en casa. Hacía un calor insoportable y el ventilador cabeceaba de izquierda a derecha proporcionando una refrescante brisa que hacía ondear mi pelo a su paso. La ola de calor por lo que decían en los partes meteorológicos aun se mantendría durante varios días.

Mi camisola blanca estampada se fusionaba a mi piel y a mi pecho marcando descaradamente de esta forma mis senos. El aceite corporal tras la ducha favorecía esa adherencia. Me sentía revolucionada, quizás porque las hormonas andaban revueltas.

Tumbada en mi sofá de tres plazas y con el teléfono cerca comencé una conversación algo subida de tono con Nathalie que esa noche estaba de cena con unas amigas. La cena había concluido y estaban con las copas. Creo, que las copas pasaron a un segundo plano cuando el “WhatsApp” ganó protagonismo . A cada comentario pícaro que le iba relizando se le sumaba una respuesta cada vez mas excitante. El juego entre chicas me es sumamente sutil, diferente y entre nosotras alcanzaba unos niveles muy morbosos. Le mandé alguna foto de mis braguitas azules y rojas de Tommy Hildfiger que ella respondió desde los aseos del local con otra de su tanga fucsia. Así estuvimos un buen rato, tonteando y caldeándonos hasta que Nathalie no pudo eludir mas a sus amigas y tuvo que regresar.

Desde hacía rato mi ordenador emitía los zumbidos característicos de las conversaciones entrantes por el chat pero yo estaba a otras cosas. Ahora que me hallaba más desocupada decidí mirar. Tenía varios amigos conectados que intentaban hablar conmigo. De entre aquellas conversaciones una me despertó una sonrisa maliciosa y ladina. Era momento de seguir practicando español:

(Juliette): Mario, que bueno encontrarte. Estás?...

(Mario): Hola Juliette!!. Sí ,aquí estoy guapa, pensé que hoy no hablaría contigo. Perdona que el otro día tuviera que cortar de forma tan seca pero me sorprendieron en la oficina. Había quedado con una amiga y no tuve consciencia del tiempo.

(Juliette): Vaya...una amiga?...mmm. Quieres picar mi curiosidad?... Porque lo acabas de hacer. Ya me estás contando...jajaja. Soy tremenda. Lo sé

“El español” como yo le llamaba comenzó a darme descuentos sobre Maica, contándome lo excitado que estaba cuando esta irrumpió en su despacho. Iba narrándolo, con detalles y minuciosamente. Se notaba que poseía el don de la palabra escrita.

(Mario): Entró sin llamar...y bueno, tuve que cortar. Casi no podía levantarme de la silla sin disimular la erección.

(Juliette) . Que morbazo si te pilla..jajaja

(Mario): Que retorcida eres, francesita!

(Juliette): ...Puede ser ...!

(Mario): Sabes qué?. Después de que dejara de hablar contigo y de camino al restaurante, pasó algo...

Volví a sentir como mi estado de excitación aumentaba. Mario, haciendo uso de un perfecto español y una fina retórica, la cual me ayudo a una entera comprensión de cuanto me decía, fue desgranando cuanto pasó en aquel ascensor. Me pidió si podíamos vernos por la “cam”. No soy dada a poner cámara pero....¿por qué no?. Recordaba bien su rostro el cual me cautivo en la gasolinera y a la tenue luz de su habitación se le veía especialmente atractivo. Solicitó conectar el audio pero le dije que prefería leerle. Se encontraba desnudo de torso. Estribado entre el cabecero de su cama y la almohada donde descansaba su cadera. No se apreciaba bien pero parecía llevar un pantalón de pijama de finas listas, veraniego.

Mis manos por debajo de la mesa y fuera del la cobertura de la cámara del ordenador acariciaban el interior de mis muslos. Él, iba contándome cuanto era capaz de acordarse sin omitir detalles, como digo. El dorso de mis manos sentían el calor de mi sexo. Segundos después se abrían paso entre mi piel y mi ropa interior. El ritmo de su narración se ralentizaba de forma progresiva y el extraño movimiento de su brazo derecho lo delató.

(Juliette): No estarás haciendo nada indecente, verdad?...El españolito se ha excitado con su propia historia?

(Mario): Tú que crees?

(Juliette): Estás cometiendo un acto tan pecaminoso como el mío;)

Ladeó su portátil orientándolo a la derecha con lo que dejó de primer plano su miembro endurecido atrapado entre su mano diestra. Era grande y se apreciaban las venas que lo surcaban. De repente note, como una mano caliente se me posó en la nuca. Me sobresalte.

-Ya, veo que no me estabas esperando, bombón-. Dijo entono de reproche Nathalie desde mi espalda golpeando con su aliento mis oídos con cada palabra.

-Siempre te estoy esperando-. Respondí antes de darle un beso húmedo que atrapó su labio inferior entre los míos.

(Mario): Quién es?. Tu compañera de piso anda por ahí?...

(Juliette): Uy...me ha surgido algo urgente que requiere de mi atención, querido Mario...pero no seré tan desconsiderada como fuiste conmigo y dejaré la cámara conectada....Disfruta, españolito de como la gastamos aquí las francesas...;o)

Me levanté de la butaca del ordenador y llevándome la mano a la boca, dediqué un beso a quien al otro lado de la cámara agarraba, cada vez con mas fuerza aquel pene henchido. Hice “click” en el “on” del audio. Tomé a Nathalie dulcemente de la mano y la llevé al sofá. Donde mi amigo español podría ver perfectamente cuanto pasara.

Rodeé con mis brazos su cuerpo y le dije suave al oído desde mi boca en su cuello

-Déshabille-toi-. A lo que ella obedeció sin rechistar

Nos desnudamos. Yo, por completo ella se dejó únicamente sus tanga fucsia. Mario estaba atónito y presa de una gran excitación. No podía ver su cara pero el primer plano de su sexo no daba lugar a la duda.

Frente a frente, dejando nuestras manos deslizarse por nuestros cuerpos comenzamos un juego de caricias. Mis dedos recorrían su espalda dulce y suave describiendo un sendero sin retorno hacia pecado. Tomé delicadamente su rostro para besar su boca con profundo deseo. Mi lengua se acomodaba a la suya quedando tímidamente atrapada entre sus dientes. Nathalie contraatacaba lamiendo mi cuello desde la clavícula hasta la prominencia de mi barbilla.

Me acomode en el sofá contemplando su esbelta figura. Su pelo, sucumbía sensual a la gravedad desde aquellos hombros simétricos y su mirada destila erotismo en una dosis letal. Tomó una de mis piernas elevándola sobre su cabeza. Sus manos parecían tocar los acordes armónicos de un arpa imaginario sobre mis mulos. Su boca juguetona comenzó a besarme, a morderme apasionadamente dejando el rastro de su carmín quemando sobre mi piel. De soslayo dirigía mi mirada a Mario, pensado como estaría al otro lado de su ordenador y con ello mi excitación iba a más.

Me retorcí de placer cuando noté el calor de su aliento y el roce de sus labios sobre mi sexo. Sus manos recorrían mi vientre convulso y mi pecho se ofrecía voluptuoso al despliegue de sus dedos. Su cabeza se movía acompasada al ritmo de su lengua. Mis manos navegaban en el mar de sus cabellos rubios y sedosos sin rumbo. Sus ojos buscaban desafiantes a los míos, provocadores y lascivos, mientras nuestras risas eran capturadas por el micrófono de la cámara que transmitía cuanto ocurría.

Se levanto y yo quedé desafiante tumbada en aquel sofá. Con una sonrisa pícara parecía querer hablar sin palabras. Su cuerpo ergido ante el mio parecía una obra del “Renacimiento”. Las horas de gimnasio y su belleza configuraban un cóctel perfecto.

Con elegancia y estudiados movimientos se deshizo del tanga y propinando dos pasos felinos volvió al sofá. Colocó su sexo sobre mi boca y se entregó nuevamente al mio. Ella sobre mi y yo bajo ella. Contrastando nuestras pieles. La de ella morena y yo blanca cual la nieve .Así, enredadas nos alimentamos sin reparos utilizando nuestras lenguas, bocas y manos. Nathalie me miraba pidiendo más y más...y yo se lo daba.

Su cuerpo se desplomó sobre mi después del intenso orgasmo. Mi suspiro largo y profundo certifico el mio.

Me acerqué al ordenador y pude ver como Mario había eyaculado sobre su propio cuerpo.

(Mario): BRUTAL!!!!...Ufff...

(Juliette): Veo que ha sido igualmente de satisfactorio para ti...españolito...

(Mario): No te marches, un segundo...

-C'était un plaisir, au revoir, Monsieur-. Espeté tajante al micrófono de la cámara y cerré la comunicación. Dando media vuelta regresé con Nathalie que me esperaba tumbada en nuestro sofá de tres plazas.




17 comentarios:

  1. Tus encuentros con Nathalie siempre me provocan lo mismo que a Mario... Un relato que me ha hecho... excitarme... mucho.

    Moreto

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De eso se trata, Moreto, de no dejar inmune a ningún lector.

      Juliette

      Eliminar
  2. QUE BUEN ESPECTÁCULOLE HABEIS DADO A MARIO, Y SEGURO QUE DESPUÉS DE CORTAR, EL ESPECTÁCULO COTINUÓ.
    UN RELATO MUY EXCITANTE.
    UN BESAZO JULIETTE!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por supuesto que continuó,¿ te lo contamos en un próximo episodio?;)

      Eliminar
  3. Creo q estoy con Mario ufffff Brutal!!!! Ja jaja..... Ahora no se q hacer..... Si leerlo de nuevo y creerme Mario...y disfrutar....o darme una Ducha fría!!!!!!!......un morbazo de relato.......preciosos sujetadores..... Juliette. Sidg

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Además de jugar nos gusta la ropa interior. Es muy divertido ir juntas y pasar un rato entre probadores.

      Me gusta leerte por aquí!

      Eliminar
  4. Mmmm.... me encanto. Super excitante!!!! Madre mia k retorcidas pueden ser las francesitas jaja. Es uno de los mejores k e leido hasta el momento. Uno que me a dejado con la boca avierta y con ganas de mas. Me a puesto a tono jaja. Sigue asi juliette un beso.

    ResponderEliminar
  5. Copio literalmente las palabras de Mario, que retorcida eres, francesita! Pero como nos vuelves lc@s a tod@s... Madre mía ;)

    Creo que a todos nos ha excitado tu relato, así que no me queda de otra que seguir los pasos del anónimo anterior e ir a darme una ducha. Esperaré con ansias el siguiente, aunque sé que lo bueno se hace esperar!

    Besos, Nica.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Algo me vas conociendo y sabes que soy enrevesada cosa que puedo decir también de ti, jajaja.

      Bisou!

      Eliminar
    2. Las duchas a mí ya no ne sirven, me voy a desayunar. Muy buena la entrada de Nathalie! No me lo esperaba

      Eliminar
  6. wowwwwwwww,que envidia me da Mario me hubiese gustado ser la que estuviera en la cam,aunque mas aun mas estar en ese sofa!!!ummmm menudo sobresalto cuando aparece Nathalie........estoy hechando fuego!!!!!

    Francesita estas volviendo loc@ a todo el personal

    Besos

    Xorritos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Avisamos a los bomberos o quemamos la ciudad, xorritos?

      Eliminar
  7. Excitante, ma Cherie.

    Alevosamente suyo… ;)

    B. B.

    ResponderEliminar
  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  10. Había sido un día realmente fatigoso para Juliette, abrumada por una cantidad ingente de trabajo y recados a raudales, que no le permitieron ni un respiro durante toda su jornada laboral. El calor del día la hacía sudar, y una gota se sudor se deslizaba sinuosamente por su frente.

    Llegada la hora de salida estaba exhausta, se dirigió a su coche camino a casa, conduciendo como un autómata. Una vez entrada en la ciudad comenzó a relajarse. Su mente olvidó su intenso día de trabajo. A veces, en los descansos de los semáforos, miraba a los conductores apuestos y se los imaginaba conduciendo impertérritos mientras ella se afanaba en mamar de su miembro con ansia, soportando cada arcada por un suspiro de él, o una mísera caricia en el pelo. Cuanto más de introducía su boca en la polla más notaba la dureza y la exaltación de las venas deslizándose por su lengua, mientras numerosos hilos de babas se deslizaban hacia los huevos. Mantenía la lengua por debajo de la polla para deslizarla hacia los huevos y alcanzar así sus propios hilos de babas, si no hacía la presión adecuada con la lengua era abofeteada, o le quitaban la polla y se la escondían, jugando con ella como una niña.

    Ellos siempre se encargaban de empujar, con golpes sordos en la nuca, como topetazos que resonaban, para que ella alcanzase así la base de la polla. También le tapaban la nariz y la forzaban a aguantar sin respirar, provocando su tos.

    Con las manos maniatadas y la boca siempre ocupada, siempre forzada por la inercia a introducir más y más la boca en la polla, suspiros, arcadas y gemidos entrecortados en una vorágine sostenida siempre por un ritmo de fondo; una regurgitación de la garganta al tragar la polla: AWRRG, AWRRG... Su saliva se acumulaba en los huevos de él, deseaba el momento de limpiárselos cuando se la ordenasen. La humedad en las braguitas de Juliette era más que evidente, estaban completamente pegadas a su sexo, con lo que su forma se resaltaba bajo la tela. Gotas se deslizaban por sus muslos ya, y cuanto más forzada era, su paladar agradecía el sabor a polla, succionando, tragando y lamiendo.

    De repente el conductor le dio la señal, le faltaba poco. Incrementó el ritmo, forzándose a sí misma y con sonoros resoplidos y gemidos, apuró la succión hasta los huevos en cada embestida, animada por el regalo del semen de su Señor, anhelando su sabor y codiciando su calor. Se ahogaba pero aún así seguía, notó una gran presión en su cabeza y se vio con la nariz en la base de su polla, apenas sin poder respirar. De repente la recibió una gran cantidad de semen que irrumpió en su boca como un volcan en erupción, quemándole las entrañas, con un sabor muy intenso. La leche se deslizó por la comisura de sus labios. Tragó un poco. Sabía dulce. El el resto lo escupió y jugueteó con él un rato mientras miraba a su Señor.

    Recogiendo paulatinamente cada gota y deleitándose en el olor se lo acabó tragando todo y limpió la polla de su Señor.


    Cuando hubo acabado sonrió, y entonces su Señor le preguntó:

    -¿ Qué es lo que eres?

    - Soy su puta, mi Señor.



    ResponderEliminar