viernes, 23 de enero de 2015

Baño y lectura (24)

En el preludio de la incoherencia donde reside la zafiedad de la palabra,  se entreteje y se deshilacha  pensamientos desordenados e inconclusos. Allí  ejerzo la desobediencia de la ética y de los modales, los cuales tomo, los destrozo,  los desmenuzo  y sumerjo en pos de mis designios.

Dueña de mi bañera…agua caliente que me inunda. Allí  donde la  piel desnuda  emerge blanca,  sobre la aún mas blanca espuma de refinado aroma.

La puerta entreabierta (para qué cerrarla…),  allí es por donde el vapor se escabulle y se difunde en el aire frío y perpetuo.

La música que me rodea,  cautiva y estremece enjugando mis sentidos. Sentidos estos, que se funden en un aria de Puccini, en la que una Madame se deja seducir por la oscuridad más absoluta.

Así mi mano surge como una venus naciente de Botticelli  entre el crepitar de la espuma que se adhiere y  resbala entre los dedos recorriendo mi piel expuesta.

Alcanzo una manzana verde de piel brillante  y aspecto pecaminoso. Allí mis labios se posan, la rodean y la poseen.  Allí los dientes se ensartan en su carne desgarrándola en una lasciva mordedura. Luego se retiran, al igual que un pétalo  se desprende de una rosa dejando ver   la pulpa que en mi boca se encuentra.

El frescor de su jugo, plena y enervan mis papilas gustativas que se siente atizadas por la irreverencia de su ácido sabor.

Me dejo zozobrar aun más en la bañera hasta que el agua alcanza justo el mentón, y mi propia respiración esparce la espesa capa que el jabón produjo.
 En una mano tengo la manzana que alimenta mi ser, la otra en cambio, perpetra con desdén   bucear entre mis piernas para saciar mi deseo…

Mis muslos se van abriendo sin mayor oposición, dejándome aun más desnuda en mi desnudez, y más indefensa ante mí voluntad aturdida y visceral.

Poso la manzana sobre una de la esquinas de mi robusta bañera con la marca de mis labios en ella y tomo el “Diario Secreto de Nathalie”, abriéndolo por una página cualquiera.



La música continuaba enarbolando mis oídos, llenando el vacío. Las palabras escritas de Nathalie ocupaban mi cabeza.

“… Le miré a los ojos y no cabía duda de lo que aquella mirada insinuaba.

Me deslicé entre sus piernas y puse mi mano sobre la bragueta de su pantalón.  Busqué y palpé. Podía notar su nerviosismo…aun la tenía adormecida en su ropa interior.

Subí hasta su cara y comencé a besarle sin apartar la mano de su entrepierna esperando una respuesta o signo. Así ocurrió sus piernas se aflojaron estirándose mientras su pelvis se elevaba dejándome sentir en mi mano como su miembro crecía.

Desabroche el botón y baje la cremallera de sus pantalones.  Introduje la mano por dentro de su slip. Estaba completamente depilado y  mis dedos campaban a sus anchas sobre su piel desnuda comenzaba a sentirme muy excitada.

Saque su miembro, el cual iba adquiriendo un considerable tamaño. Intenté sacar sus testículos pero la tirantez de pantalón me lo impedía, así que se los bajé con delicadeza, para que  estuviera más cómodo.

Con mi mano izquierda inicié un masaje a sus testículos. Un masaje en círculos en la que mi palma y mis dedos trabajaban sin descanso. Mi mano derecha recorría todo el cuerpo de su miembro… a ritmo lento y suave.

Mi mirada se clavaba en la suya mientras su glande  rozaba la voluptuosidad mis labios entreabiertos…”

Me resultaba tan excitante aquel recuerdo vivo escrito por Nathalie en el diario que mis dedos comenzaron a jugar con mi clítoris, ya en ese momento henchido.

“…la uñas de mi mano izquierda, se las pasaba por el escroto erizándole la piel.

Me pasé la lengua por los labios, a fin de humedecerlos y que estuvieran más lubricados y resbaladizos. Entretanto, no apartaba ni un ápice la mirada de él que estaba en sumun de la excitación.

Apreté poco a poco su miembro mientras iba bajando mi mano hasta la base de este.

 Sé que quieres mirar, pensé, a los hombres os encanta ver como os la chupan.  Como nos la metemos en la boca, jugamos con ella, la empapamos de nuestra saliva y nos la metemos bien adentro al punto de la arcada.


 Aparte mi rubio pelo de la cara para que pudiera apreciar como pasaba mi lengua por todo su pene, desde abajo hacia la punta, en la cual me recreé haciendo pequeñas lamidas en círculos y creaba hilos de saliba.

Puse la boca perpendicular a su  sexo y recalando toda la saliva que disponía me pase la lengua por los labios, sin poder evitar que parte de esta saliva cayera sobre su punta y se deslizara hasta sus testículos mojando mi propia mano…”

Mis dedos ya no solo jugaban con el clítoris sino que también me penetraban proporcionándome un placer indescriptible. Deseando que mis dedos fuesen aquel miembro  del que disfruta mi amiga .

“…Recogí aquellas gotas de saliva desde la base su pene con mi lengua y fui subiendo sin quitar mis ojos de suyos. Él en cambio, cerraba sus parpados presos de su deseo. Como digo, fui subiendo por el cuerpo de su pene lentamente hasta alcanzar la cima, entonces giré mi cabeza de lado y simule morderle, suavemente colocando mis dientes en su carne dejando la marca de mis incisivos sobre su glande.

Volví a dejar caer mi saliva sobre él y lo esparcí por todo su miembro con mi mano. Una vez bien lubricado comencé a chupar, primero un poco luego intentando metérmelo todo en la boca. Adaptando mi lengua y mi garganta al tamaño que tenía.

Apretaba sus testículos y llevaba mi mano incluso un poquito más atrás, justo antes de llegar al ano, donde se encuentra la base del musculo de la erección…”

Con ambas manos bajo el agua y la respiración cada vez más jadeante mi cuerpo se iba estremeciendo más y más. Mis muslos se apretaban entre sí impidiendo que mis dedos escaparan de  dentro de mí.

“…Después, de lamer un montón de veces y de chupar pausada y rítmicamente empecé a notar ese punto de frustración en él sino comenzaba a tomármelo mas enserio. Atormentar está bien, pero una tiene, y debe saber cuándo ha llegado a ese punto en que la cosa empieza a ponerse seria.

Le pegué un lametón en el mástil del miembro y se lo sostuve con fuerza a la par que le masturbaba enérgicamente. Pasé rápidamente mi lengua, por todo el contorno de su glande e incluso  en el interior de mi boca. Bañe mi paladar con el líquido preseminal que comenzó a brotar y que esparcí por todo su miembro y mis labios.

Estaba disfrutando con aquella mamada y me la metí toda en la boca como si fuese un helado. Se volvió loco de placer. Le podía escuchar gemir. Se retorcía en aquel sofá.

Acomodaba mi cuello para que entrase mas…no resulta fácil, pero si tienes experiencia y sabes hacerlo puede entrar toda.

Noté que había llegado el momento. Su miembro empezó a convulsionar y sus testículos se contrajeron en mi mano. La saque de mi boca justo en el momento en que comenzó e correrse. Su semen estaba caliente y brotaba a borbotones con cada sacudida de mi mano. La note en mis mejillas…en la comisura de mi boca…, en el contorno de mis pómulos…, precipitándose desde mi mentón sobre él y sobre mi…”

Mi mano derecha broto con la fuerza un géiser, de aquel agua caliente agarrándose a la  bañera...mi cara se sumergió  en aquella superficie jabonosa, derrotada por el orgasmo que acababa de alcanzar para brotar nuevamente envuelta en la espuma blanca que se iba deslizando por mi barbilla.

Así fue, como terminé aquella noche antes de irme a la cama a descansar.


Buenas noches…bonne nuit.