domingo, 16 de junio de 2013

                                                      EL ÁTICO (6)

En la quinta planta de un edificio de Avignon y ya con algunos años pero bien conservado. Se erguía el sencillo ático donde Nathalie y yo tumbadas al Sol y ataviadas con nuestros respectivos trajes de baño, dorábamos nuestros cuerpos.

Mi pelo negro configuraba una media melena recogida a modo de coleta, donde un mechón, alegre y caprichoso de mi flequillo, caía sobre mi rostro. Nathalie, tumbaba su cuerpo delgado y sereno sobre una hamaca de mimbre oscuro.

Mirarla, era observar, la delicadeza del cincel de un artista griego. El cual podía emocionar , helar la sangre y detener al corazón por unos instantes. Su cuerpo armónico, bien desarrollado, era la perfecta conjunción de formas, estilo y presencia. Su pelo largo y rubio, era de un liso y de una suavidad que podía acomplejar a la mismísima seda. Alegre y vivaz. De lengua pícara y morbosa. El silencio no existía para ella, siempre tenía algo que decir y poseía la extraña facultad de encandilar los oídos. Sacó de su bolso una barra de labios de un rojo chillón que no me pasó inadvertido y se perfiló los labios.

    - ¿Qué te parece? -, pregunto curiosa Nathalie.

    - ¿La verdad?...pareces un putón de carretera. - Ambas estallamos en una carcajada cómplice
    .
    - Es justo lo que pretendo que piense aquel que me mire- Dijo, con evidente picardía.

    - Como si no lo supieran-, Contesté socarronamente.

El calor no daba tregua y Nathalie tenía la espalda al rojo vivo. Ni la mas leve brisa se levantaba para aliviar tanto sofoco.

-Dios, que día. Voy a ducharme.- Puntualizó y diciendo esto, se incorporó ágilmente de la hamaca. Tenía toda la espalda marcada por los pliegues de la toalla y los surcos de la colchoneta de su tumbona. Al poner los pies sobre el suelo buscó con urgencia sus chancletas.

Sin mediar palabra, se quitó la parte superior del bikini blanco dejando al descubierto sus pechos. No eran excesivamente grandes pero tampoco pequeños. Perfectos...o al menos eso pensé, mientras miraba sin complejos el vaivén de sus senos. El bochorno parecía ir en aumento, la piel quemaba y el sudor afloraba en mi frente . La escena no había hecho mas que comenzar.

Nathalie, tomó la manguera con la cual solía limpiar la terraza, para en esta ocasión, regarse así misma y refrescarse. Yo, no podía dejar de ver como el agua limpia y fresca la cubría. Era un espectáculo ver como bañaba su abdomen terso. Como su ombligo se inundaba lascivamente. Me quité las gafas de sol para contemplar sin obstáculos. La braguita del bikini se empapó rápidamente fundiéndose con su piel, dejando la transparencia de un pubis depilado. Su trasero se mostraba duro y bien puesto.
    - ¿Me ayudas, por favor, a quitar el nudo del top de mi bikini que se me ha enredado?-. Le pregunté

    - Claro, por supuesto. Dejame ver.- Respondió en un tono jovial. Sentí rozar la parte posterior de mi cuello con el dorso de la mano aun húmeda de Nathalie. Una escurridiza gota de agua pasó de sus dedos y me recorrió la columna provocando un escalofrío que me erizó la piel.
Me incorporé, emulando a mi compañera de piso y también me dí una ducha. Volví a mi tumbona y en un acto rápido y preciso me quité la braguita del bikini. Mi cuerpo quedó tendido hacia arriba y desnudo.

    - Tienes un cuerpo precioso.

    - Gracias, tu tampoco te puedes quejar....- Añadí.

    Se produjo un silencio largo y extraño.

Nathalie acariciaba su abdomen caliente por el sol. Su mirada penetrante me quemaba por dentro. Bajó sus manos hasta tocar la braguita del bikini. Sus dedos nerviosos jugaban a ocultarse entre su vientre y el bañador. Lentamente arqueó su cuerpo y extendió sus brazos bajándolos poco a poco. Algo se me alborotó. Mis mulos se apretaron el uno contra el otro. Mi corazón subió de revoluciones y mi sexo palpitaba movido por el deseo. Entonces se dio media vuelta y se tumbó boca abajo, ladeando su cabeza, hacia donde su vista se perdía entre tejados y antenas.

Un escalofrío recorrió su cuerpo desnudo, cuando la crema de sol cayó fría y lánguida sobre su espalda. Nathalie alzó la cabeza y observó como las gotas del bronceador se estrellaban contra ella.

-Relajate y disfruta-. Le susurre pausadamente a oído, para acto seguido, elevar mi cuerpo por encima del de ella, mientras esta se daba la vuelta y así, como quien se sube en una moto, acabar sentándome sobre la parte anterior de sus muslos. Mis rodillas descansaban junto a sus caderas ajustándonos a la perfección. Mi mano tibia se posó sobre su pecho, donde con mi dedo corazón untado en crema comenzó a extenderla en un movimiento circular. Luego, con mis dos manos empecé a masajearla. Sus pezones estaban duros y se hacían notar sobre aquella piel ardiente.

Estábamos embriagadas por las caricias y entregadas por completo. De repente sus manos comenzaron a masajear mi culo. Agarrarme los glúteos, separándolos, juntándolos y pellizcándomelos hasta marcar los dedos sobre ellos. Estaba enloquecida de placer.

Bajé hasta sentarme a los pies de ella y comencé a flotar con mis manos primero sus pies y luego sus largas piernas. Fue entonces cuando las separó ligeramente ofreciéndome sus muslos e invitándome a perderme en ellos. Ascendía con mis manos suaves pero firmes hasta notar la humedad de su sexo y de esta forma acariciarlo más allá de lo permitido.

EL éxtasis se apodero de Nathalie cuando introduje mi dedo indice en aquel coño mojado, mientras mi lengua hacia círculos sobre su clítoris abultado por el deseo y duro como una piedra. Se estremeció de placer al tiempo que agarraba la colchoneta de la tumbona entre sus manos fuertemente y yo me lo hacía a mi misma, loca de placer. Era espectacular cada vez que tocaba una vagina que no era la mía y me sentía terriblemente excitada.

Cuando todo acabó, ambas nos unimos en un abrazo donde las manos jugaban a descubrir caricias y nuestras bocas se fundían en largos besos.










8 comentarios:

  1. TREMENDAMENTE EXCITANTE...
    UN BESAZO JULIETTE!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas. Espero siga leyéndome aunque sea entre las sombras. ;)

      Eliminar
  2. Vaya haciéndome un sitio en este ático tan… Vaya, ahora no encuentro el término exacto para definirlo. Seguramente se me quedó perdido mientras admiraba su perfecto cuerpo… del deseo.

    Besos alevosos, hermosa Juliette ;-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un ático tan alto que vértigo da como la escena que relato.
      Gracias por su comentario, Monsieur.
      Bisou!

      Eliminar
  3. Tus relatos hacen que mis neuronas se activen... mis instintos se despierten... y enardecen mis deseos... Como te prometí voy a darte mi opinión... Todos tus relatos son apasionantes, estimulantes, provocadores, escalofriantes, vivificantes... ¿Hace falta que siga?. La mejor receta leerlos y releerlos una y otra vez y dejar volar la imaginacion... deseando ser en algún momento Nathalie.
    Besos para Juliette de su Brujita de la Luna... jajaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Bruja Piruja,
      Me alegra leerte por aquí también.¿ Le decimos a Nathalie que te haga un huequecito?
      Un besazo!!

      Eliminar
  4. Hola me encanto relato. Siento escribir tarde. Fue espectacular.!!! Sigo el post como una loca. Sigue asi juliette.


    Fdo. La rubiales.

    ResponderEliminar
  5. que lastima que yo no estubiese ahí sino os ayudo a masajeraros, soy un tío muy cachondo que le pone follar on dos tías a la vez me hagais un lesbico, me pongo muy cachondo

    ResponderEliminar