domingo, 22 de marzo de 2015

The meeting (25)



Las once y media de la noche o cuando menos eso marcaba el reloj de agujas que incansable no dejaba de dar vueltas sobre la blanca esfera metalizada.

Maica me tenía la cabeza taladrada con números, input, estadísticas, tablas de gastos y beneficios. Se trataba de la reunión anual de la cadena en la que representantes de nuestros hoteles dábamos comparecencia de la situación financiera y global del estado de cada establecimiento.

Hacía algo más de un año que habíamos abierto en París y la verdad es que estábamos muy satisfechos de la acogida de nuestra propuesta en una ciudad tan abierta a posibilidades como es la capital de mi país.

La presidenta me felicitó personalmente por la gestión recalcando que nunca pensó que fuese a dar tal rendimiento en post de nuevas ideas y nuevas fórmulas de captación de clientes.

- En verdad que Mario tuvo, he de reconocerlo buen ojo contigo-. No solo ojo, pensé, y una sonrisa se marcó en mi rostro mientras mi mirada paseó fugaz sobre la de un avergonzado Mario.- Pero no te acomodes, esperamos más de ti, queremos afianzarnos en el sector y confiamos en ello, en tu pericia y la de tu equipo para que lleves a buen puerto esta nave.

El día había comenzado bien temprano. Tomé un vuelo en París a las 6:50 de la mañana, llegada a Barcelona, visita a la sede de la cadena, que no era otra que la planta superior de nuestro hotel estrella en la ciudad condal, desayuno y recepción de los ejecutivos representantes de los diferentes hoteles..Comida y desde primeras horas de la tarde reunión con la presidenta y demás accionistas mayoritarios.

Disponíamos de habitaciones para pasar la noche. Habitaciones presidenciales con todo lujo de detalles. Estábamos agotados por lo que algún miembro del equipo ejecutivo bajó a tomar una copa. Yo, necesitaba aire, mi cabeza necesitaba oxigenarse y bajé al bar también, pedí un té y salí fuera a tomármelo. Sobrevaloré aquella noche estrellada a orillas del mediterráneo; hacía un frío terrible y la sensación de humedad era alta.

- ¿Un taxi, señorita?-. Preguntó eficiente un botones bien abrigado dispuesto en la puerta de entrada.

- No gracias, solo salí un momento a estirar las piernas y respirar el aire de Barcelona.

Del parking del hotel pude ver salir un lujoso audio negro de cristales tintados que se situó junto a mí. El cristal delantero bajó produciendo un leve sonido casi inaudible, suave y casi sibilante.

- Fría noche para salir a tomar un té-. Puntualizó Mario.

- Me encontraba tan saturada que no sopesé bien ese detalle-. Y una blanca línea dental se prendió de su rostro replica a la mía.

- No se tu pero tengo hambre. Conozco una buena pizzería...

- Un poco tarde, no crees, para ir a un restaurante. Son casi la una y comer en el restaurante del hotel supone exponerse a miradas y a Maica.

- Hay un pizza Hut cerca-. Expuso con cierta socarronería en su proposición.- Cierran tarde y el salón de mi casa es un lugar confortable y caliente…además de encontrarse lejos de miradas indiscretas. Y tranquila, que tendrás un taxi a primera hora para que te acerque al Prat. En cuanto al equipaje-. Añadió.- Te lo enviaré a casa.
No le negare poder de persuasión y menos cuando el frío empezaba a calar mi ropa. Dejé el vaso de cartón del té en una papelera que se encontraba cerca, rodeé el vehículo y entre en el.

- ¿Sabes?...tengo hambre.

Como bien dijo Mario no muy lejos a pocas manzanas había un típico Pizza Hut del cual salió Mario con una tamaño familiar.

- Aguanta un segundo ahí-. Me dijo entregándome la pizza. Estaba caliente y rápido estimularon mis manos. El olor hablaba por ella diciéndome “Cómeme”. Se metió en el coche y salimos del estacionamiento en doble fila.

En pocos minutos llegamos a la zona residencial donde éste vive. Un lugar plagado de casas impresionantes y árboles que tejen una imagen idílica no apta para todos los bolsillos. La puerta de su cochera se abrió al detectar el receptor de ultra frecuencia la cercanía de su coche.

Efectivamente el salón de su hogar estaba cálidamente climatizado.

- Estás en tu casa, Juliette. Ponte cómoda. Buscaré algo que te pueda ir en mi armario creo que tengo algún pijama de Maica por aquí.

- Superbe!…Mientras si no te importa llamaré a Nathalie para contarle mi día. Es tarde pero ésta es de trasnochar-. Así fue hable unos minutos con ella, sin dilatarme en explicaciones pero hablamos de todo…incluyendo de donde me encontraba…

Mario bajó con un pijama sencillamente horroroso mientras daba por concluida la llamada.

- ¿ Dónde tienes tu armario? ya buscaré yo algo más sexy!! Desde luego…hombres-. Y rebuscando, me puse una camisa blanca de Mario que me venía enorme pero que semi desnuda me quedaba monísima.

Vi un aparato de música y me acerque a él.

- ¿Qué música te gusta?-. Pregunté

- No sé, tengo un poco de todo, mira tú-. Fue lo que contestó mientras improvisaba una mesa sobre el entarimado del parqué junto a la chimenea.

Tenía la B.S.O. de la película “Pulp Fiction”…adoro esa música, me trae muy buenos recuerdos. Introduje el Cd y puse reproducción aleatoria. “Son of a Preacher Man” fue la primera en sonar. Modulé el sonido y me senté junto a Mario para dar cuenta de la pizza junto a la tenue luz y calor de la chimenea.

Mis muslos desafiaban de los límites de la camisa y el culote azul oscuro se translucía a través de su tela. Un buen vino acompañaba la suculenta cena.

- Has hecho un gran trabajo. Superado la expectativas. Quiero que sepas…-. Mi dedo índice silencio su boca.

- No hablemos más de trabajo. No hemos venido aquí para eso-. La boca suplió mi dedo en un beso ardiente y prolongado.

La copa se vertió dejando el mantel manchado de un rojo sangre sobre el suelo mientras la música seguía sonando “Girl, You’ll be a woman son”…

Mario me asió por las caderas y me coloqué justo encima de las suyas. Sus Labios calientes y con el sabor aún de vino se pegaban a los míos sin el menor atisbo de separación.

Sus manos comenzaron a desabrochar la camisa rozando mis pechos. El leve contacto del dorso de sus manos estimulaba mi deseo. Manos que se introducían por dentro del sujetador agarrando con fuerza mis senos adueñándose de mis pezones.

- Vas a romper la camisa.- Dije susurrándoselo al oído.

- No pasa nada; es mía tengo más.

- ¿…Ah, sí?.- …Y erguiéndome sobre sus caderas me abrí la camisa haciendo saltar los botones de sus ojales que cayendo con estrepito sobre el suelo fueron rodando por la estancia. Mi torso quedo descubierto mostrando parte de mi pecho desnudo por el sujetador maltrecho.

Me terminé de quitar el sujetador y desabroche su pantalón y el cinto que lo amarraba introduciendo mi mano en el interior de su slip agarrando su miembro con firmeza.

Fui bajando lentamente buscando su sexo.

Lo primero que sintió fue el roce de mis labios…luego la punta, jugosa y caliente de mi lengua recorriendo en círculos su glande.

Estaba loco de excitación, tanto como yo.

Su deseo de tenerla dentro de mi boca era tal como el mío de sentir mi paladar ocupado por aquel miembro erecto y caliente entrando y saliendo, haciéndose espacio en mi garganta obstruyendo mi aliento. Para ello mi saliva caía sobre su sexo lubricándolo con la ayuda de mis manos.

Dejó caer su cuerpo lánguido y entregado sobre ambos codos, para luego, quedar tumbado sobre el suelo mientras mi cabeza ascendía y descendía disfrutando de su pene endurecido.

Las penetraciones eran cada vez más profundas y lascivas.



Me faltaba el aire y las mandíbulas dolían de la amplitud que debían adquirir.

Notaba tal sentido del dominio de su placer que la situación resultaba de lo más excitante para mí.

Tumbado como estaba me quité la camisa y agarrándola la puse sobre su cara, anudando las mangas por detrás de la nuca.

Mario se dejaba hacer y yo disfrutaba con cada acción que realizaba. Mis muslos abiertos sobre sus caderas dejaban mi sexo sobre el suyo. Estaba mojada y muy excitada viendo como su respiración jadeante surgía con fuerza en él haciendo mover rítmicamente la tela suave de la camisa.

Tomando el cinto del pantalón amarré sus manos por las muñecas entorno a sus caderas quedando unida cada mano a ambos lados de cada cresta ilíaca. La hebilla bien tensa para evitar que se soltara quedaba a la altura de su ombligo.

Amarrado como estaba, era mío por completo…sumiso e indefenso le puse un preservativo y me lo introduje dentro. Guiándosela desde mi mano hasta el fondo de mi vientre.

La música continuaba llenando el salón ahora entre coros de gemidos que se sumaban a la polifonía del momento.

Mis caderas se movían con agilidad, la espalda se tensaba y se arqueaba en torno al placer que adquiría. Notaba su miembro endurecido dentro quemándome las entrañas.

Mis pezones erectos rasgaban el aire. Las manos se posan sobre su torso mientras intensificaba el vaivén de mis caderas.

Él intenta moverse y acompañar mi movimiento pero no le dejé. Era yo quien tiene la iniciativa.

Las uñas se fueron clavando sobre su carne conforme me acercaba el momento de correrme. Sabía que le producía dolor este hecho pero no se atrevía a pronunciar palabra, incluso cuando herí su piel.

Un rubor me afloró sobre las mejillas, ardor y hormigueo me invadió el vientre…y un gemido sordo, acompañó sin titubeos a los espasmos que mi sexo produjo sobre el de él, en el momento del clímax.

Me dejé caer sobre él y mis pechos descansaron sobre su torso arañado.

Bajé hasta su miembro aún erecto sin apartar mi mirada de ese trozo de tela que danzaba entorno a su boca y nariz.

Sostuve con firmeza su miembro y quitándole el preservativo comencé masturbarle.

- Vamos Mario… píntame los labios que me dejé la barra en el bolso.


No tardó mucho en eyacular como era previsible sobre mis labios impregnándomelos de su semen caliente el cual iba resbalando entre la comisura de la boca y la barbilla para terminar cayendo sobre sus testículos.

A la mañana siguiente desperté bien pronto sobre el edredón azul de su cama. Y sin despedida previa marché en un taxi dejando el hueco de mi ausencia sobre su colchón.



7 comentarios:

  1. UNA BUENA MANERA DE ACABAR ESA REUNIÓN DE EMPRESA, TÚ SI QUE SABES DIVERTIRTE.
    Y AHORA ME APETECE PIZZA PARA LA CENA, JEJEJEJE...
    UN BESAZO JULIETTE!!!

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  2. Vaya, vaya con la francesita, una leona con piel de cordero. Un relato muy excitante y realmente sugerente.
    Que decir de las fotos, sublimes, pero con un cuerpo como el tuyo cualquier foto saldría bien. Ese conjunto del corazoncito dorado es de infarto. Te queda de vicio.

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  3. - Vamos Mario… píntame los labios que me dejé la barra en el bolso

    Genial, Lady Cou. Una de esas frases, mitad invitación, mitad reto, digna de estar inserta en el guión de una película. No se por qué, pero me recuerda al conocido "Vamos, alégrame el día" de Dirty Harry. Claro que, en este caso, la alegría de uno (o una) no conllevaba la muerte del otro, por más que este pasase por lo que algunos llaman la "dulce agonía" ;)

    Alevoso su relato, como siempre y comme il faut. Alevoso por lo excitante y turbador del relato, y, más turbador aún, por esas instantáneas de su hermosa anatomía con las que sabe cómo adornar la fantasía de sus letras. Ud. nunca decepciona.

    Mi beso, Lady Cou…coulotte ;)

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  4. Juliette eres una bomba! ��. Dinamita pura! El vicio corre por nuestras venas francesas��. Que hariamos sin esos momentos de lujuria... espectacular relato! Tiene de todo... morbo pasion trabajo y lo que mas me gusta de los italianos... LA PIZZA!!!!! ��.
    Un bisous juliette.

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  5. Hola preciosa ....unas fotos impesionantes ..tiene que ser un lujo verte asi encima de la cama ,,,,,,,con ese cuerpazo ..te imagino moviendo esas caderas sexys ..pidiendo que te pinten otros labios...y que decir de esa nalga desnuda.......plass!

    Sidg

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  6. ¿Quién ha dicho que trabajar no sea un placer?

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