miércoles, 5 de junio de 2013

              El encuentro II

Hacía calor aquella tarde y el café con hielo me supo a gloria. Ella tomaba un té cuya etiqueta descansaba sobre sus dedos enredándose de forma juguetona entre el indice y el pulgar mientras el sobre de hierbas infusionaba en la taza. Su mirada escrutaba cada gesto que realizaba. Me sentía hipnotizado atrapado en su magnetismo. Mis palabras provocaban una retahíla de sonrisas a cual mas cautivadora. En tan breve espacio de tiempo pocas veces había experimentado una atracción mas sexual que con aquella muchacha llamada Juliette. Me preguntaba si ella sentía igual que yo pero intentaba driblar mis propios pensamientos y continuar de manera coherente con nuestra conversación.

-¿Por qué yo?.- Pregunté intrigado mirándola fijamente.- O tal vez no haya sido tu única elección.

- Eso no lo sabrás- Dijo sonriendo mientras acercaba el té elegantemente a los labios cuya marca quedarian impresos en la taza .-Pero te diré que te vi llegar..., que vas en la misma dirección que yo..., que viajas solo... y que me pareciste interesante.

-O sea, todo un acto de premeditación....

Oh, oui!...Y alevosía.- Concluyo Juliette. Ambos estallamos en una carcajada.

Llevaba un vestido de una tela que parecía liviana y suave (nunca fui muy ducho en tales aspectos por lo que omitiría la afirmación certera de si era hilo o gasa). Poseía un estampado florar de vivos colores y se ceñía a su cintura por un cinto ancho y marrón que hacia de su silueta un circuito de trazado peligroso. El pelo de un moreno azulado se posaba estudiado sobre unos hombros desnudos cuya piel se antojada mimada por el sol estival. Tenía una voz digna de las sirenas homéricas que apresaron los sentidos a Ulices (o así me parecía). Su leve deje galo y la concupiscencia de sus labios rojos despertaban mis instintos. Su cuerpo era armónico, su pecho no muy grande y bien formado, sus piernas largas y contoneadas...un lugar donde pecar.

Pasado un rato fuimos al coche y me dispuse a llenar el depósito antes de continuar trayecto. Juliette se sentó junto a mí en el lado del copiloto. Metí la manguera del surtidor y desde el parabrisas la imagen me deshizo. El vestido de Juliette se subió levemente a sentarse y casi podía ver el final de sus muslos . Ella me guiñó el ojo derecho y separó sutilmente sus piernas. Al principio me puse nervioso pero rápido me adapte la situación. Mire fijamente lo que parecía ser un tanga negro. Me sentí excitado, creo que se me notó y no hice nada por evitarlo.

Continuamos nuestra camino y a cada cambio de marcha mi mano chocaba sin complejos contra sus piernas. La conversación cada vez más incoherente fue dando lugar una serie de insinuaciones verbales que culminaron cuando ella puso su mano sobre mi muslo y mi mano correspondió de la misma manera.

Conduje durante unos kilómetros hasta llegar a un área de servicio. Salí de la autopista y procuré llegar a una zona tranquila. Paré, en lo que supuso una maniobra rápida. Nos quitamos los cinturones de seguridad y no hubo lugar para mas palabras. Mi cuerpo se abalanzo sobre ella como si de un tsunami se tratase. Llevado por la pasión y el deseo mi boca busco sus labios, besándolos, mordisqueandolos y chupándolos. Nuestras lenguas jugaban entre si. Mi mano buceó por la cara interna de sus muslos buscando su sexo. Estaba húmeda y eso me excitó aun más. Pude notar su estremecimiento cuando metí mis dedos dentro de ella.

Mi polla estaba dura, muy dura y Juliette me la agarraba por encima del pantalón. Inclinó todo el respaldo de su asiento y se escabulló hacia la parte trasera de vehículo. Desabroché mis pantalones mientras ella se deshacía de su tanga lanzandolo al asiento de piloto.

No sé cómo, volví a estar sobre ella agarrándole los pechos por debajo del sujetador que torpemente desabroche. Sus pezones estaban duros como piedras y sus tetas eran duras y firmes. Me empujó y caí sentado sobre el asiento. En unos movimientos ágiles ella se inclinó hacia mi y agarrándomela con fuerza se la metió en la boca. Fue espectacular sentir su garganta húmeda y caliente. Su lengua se entregaba con oficio a la mamada. Me quería morir de placer. Agarre de su pelo y apreté su cara contra mi miembro. Conseguí metersela entera en su garganta. Luego comenzó a besarme por el cuello y mientras tomaba mis manos disponiéndolas sobre su trasero.

Interrumpí aquel momento un segundo para sacar de guantera un preservativo que siempre llevo por si a caso. Ella lo tomo entre sus manos lo abrió y con delicadeza pasó a ponérmelo. Su cara era pura lascivia.

Se sentó sobre mi, metiéndosela hasta el fondo y comenzó a moverse. Sus movimientos de cadera eran exactos y precisos. Jugaba con la intensidad. Yo me escurría en entre sus muslos y me hundía en el asiento. La sensación era indescriptible. Sus jadeos eran un canto en mis oídos. Podía sentir cada vez que se corría y quedaba extasiado cada vez que elevaba sus brazos y tocaba el techo de mi coche....parecía arañarlo.

Los espasmos de su sexo oprimiendo al mio configuraba una sensación maravillosa. Me corrí como dominado por el diablo mientras apresaba su culo con fuerza contra mi. Creo, que nos corrimos juntos. No sé cuanto duró pero acabamos abrazados, sudorosos y completamente agotados.

Así sería mi primer encuentro con Juliette.

Bienvenidos a este su mundo.






4 comentarios:

  1. Oh oh!!!! Que vicio!!! A la espera de la proxima entrega. Estoy deseando leerla. Me parece que juliette le queda mucho por ofrecer. ♥ ;-)

    (La rubi)

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  2. ummmm,no suelo parar el coche a nadie desconocido pero.........a Juliette.....la hubiera llevado a su destino aunque tubiera que dar un rodeo para llegar al mio

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  3. MENUDO ENCUENTRO,,,, REALMENTE MUY EXCITANTE...
    UN BESAZO JULIETTE!!!

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  4. J'ai adoré cette petite histoire! Toujours aussi bien écrit! :)
    Bisous

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