martes, 8 de septiembre de 2015

Noche de fiesta (27)



Eran las 21.30 del sábado y ya llegábamos tarde. Nathalie y su concepto de puntualidad estaba reñido con el mío. Aparcó la moto en frente de casa y silbó tan fuerte que supe que había venido a buscarme. Me sonreí pensando en lo bruta que es.


Bajé las escaleras tan rápido como pude a pesar de la altura de las sandalias y me planté delante de ella en dos segundo. Cogí mi casco, que ya lo tenía preparado en su mano y con la mirada evitó que le dijese " on arrivera en retard"


Me sujeté fuerte a su cintura y salimos a toda velocidad al restaurante donde íbamos a pasar la noche en Lyon.


Últimas semanas de verano y las ganas de pasarlo bien aprovechando el buen tiempo eran más que palpables.


En el restaurante se unieron algunas amigas más y empezó el espectáculo. Mientras discurría la cena, la música no dejaba de sonar y los juegos hacían más ameno el ambiente.


Nathalie lo estaba pasando en grande y soltando su melena cada vez que sonaba una nueva canción. Le gustaba tanto bailar como a mí.


Entre plato y plato acababa sentada sobre sus muslos y saboreando durante unos instante su boca. Los chicos de las mesas cercanas no eran inmunes a nuestros cuerpos pegados y nuestras bocas encontrándose.


_"Mucho morreo pero no le quitas el ojo a aquel coordinador, petite salope"


_"Moi?"


_Sí, tú!! Juliette, a mi no me engañas!! Ja,ja,ja,ja.


_Qué cabrona eres!!Cómo me conoces!!


_Por eso mismo ¿Te acercas ya o vas a esperar a que acabe de trabajar?


_Mmmmmm, pues no lo sé. Creo que le voy a dejar hacer su trabajo. O tal vez que se acerque él a mí si le interesa.


_"Tú tienes fiebre!!"


_"No, solo voy a seguir pasándomelo bien...avec toi!


Así que, continué jugando y bailando hasta que la cena terminó.


El resto de amigas se despidieron, pues al día siguiente tenían diferentes compromisos y Nathalie y yo acabamos en el mismo lavabo cambiándonos la ropa de la cena.Se había traído medio armario para saber qué ponerse s. Me puse un vestido entallado con la parte inferior negra y al superior beige. Ella con un mini short completamente de color negro.


_"Vamos, que suena la música y me dan ganas de bailar aquí mismo"


_Vete ya y te veo arriba que voy a acabar de arreglarme.


_"Parfait!"


_"Espera! No te pires por ahí con nadie sin avisar,eh? Ten, coge tu móvil y me dices donde estás.


D´accord?


-"Oui, maman" - respondí con tono de "Sí, pesada!"


Fui a la parte superior y la música que había hizo que me fuese moviendo hasta llegar a la barra.

Estaba completamente rodeada de chicos con ganas de marcha y sabía que Nathalie tardaría algo.


Lo mejor que podía hacer era subir a la terraza y tomar lo que fuera allí. La única copa que solía beber cuando salía.


Pedí un gin-tonic y mientras lo hacía se acercaron un par de chicos. Ambos del mismo grupo con ganas de charlar. Muy simpáticos y agradables.


Uno de ellos tenía la mirada chispeante y sus boca me daba calentura cada vez que le escuchaba hablar. Estaba claro que se sentía atraído por mi y no iba a parar hasta conseguir algo más.


Le daba algo de juego verbal con el fin de acortar la espera de Nathalie. Sin embargo, la copa era excesivamente grande para mí y sentía la cabeza atolondrada.


_Tu móvil se ha iluminado-me dijo el chico sonriente.


_Bah, seguro que es mi amiga que ya se ha perdido por ahí antes de venir.


_Jajajaja. Piérdete entonces conmigo- dijo esperando un triunfo con mi respuesta.


Miré el móvil y tenía un mensaje de un contacto sin agregar. Presté algo de atención a pesar de notar la cabeza pesada.


_Hola,¿dónde estás? 




No tenía ni idea de quien era y la foto de perfil era más bien ambigüa.


Decidí contestar, total, estaba asediada por algún que otro chico más de la misma cena y aquello no estaba dentro de mi concepto de pasarlo bien esa noche.


_Aquí, en la terraza. Y tú?


La respuesta no se hizo esperar. La luz se iluminó rápidamente.


_ En las escaleras.


_¿Bajo?


_Sí, baja y ven sola.


No tenía ni idea de porque me dejaba arrastrar por aquellos mensajes. Quizá un cierto envalentonamiento debido a la bebida. Me levanté ante la tentativa de retenerme de los chicos y bajé de la terraza.


-Enseguida vuelvo- dije. ( O no- pensé )


En la segunda planta, vi al chico el cuál me había pasado toda la cena mirandoMe sacaba una cabeza, cuerpo atlético y de ojos color miel.Tenía mucha atracción sexual. Eso era lo que me había pasado cada vez que le miraba. Realmente no sabía quién me había escrito, así que, me paré a su lado y dije :


_Hola!


Me miró un segundo, desvió su mirada alrededor y sin darme apenas cuenta me cogió del brazo y separó una puerta que se camuflaba contra la pared.


La espalda contra la pared, su cuerpo caliente pegado y al mío y yo hirviendo por dentro de tenerle tan cerca.


Me buscó la boca y se la busqué. Mi lengua jugaba con la humedad de la suya. Se apretaba contra mi y yo le sujetaba para que lo hiciera aún más. Me dieron ganas de tirar el móvil al suelo para poder tocarle mejor. Con la mano libre le apretaba el trasero. Tenía un tacto que me estaba volviendo loca.





Me subió el vestido y metió un par de dedos bajo el tanga. Impepinable. Era un río bajo el vestido.


Se abrió la puerta y entró uno de los chicos de seguridad. 

Continuamos como si no pasase nada.


Se fue cerrando la puerta tras él. En ese momento me daba igual.


Me cogió por la muñecas y me llevó contra la pared de enfrente. Noté toda su inmensidad contra mis nalgas. Estaba deseando que entrase y no podía aguantar más.


Juliette- me dije por un segundo.


Eran tales las ganas que me debatía entre un sí y un no.


La puerta se volvió a abrir. El de seguridad nuevamente.


En la oscuridad me vi con la espalda en la pared, el tanga a medio muslo y su lengua jugando con la línea que recorría todo mi sexo.


Mis manos apretaban su cabeza contra mi.


Se levantó y volvió a ponerme de cara a la pared penetrándome sin preservativo??


La cabeza fría de Juliette dijo que no, aunque mi cuerpo decía todo lo contrario.


El tiempo que podíamos estar allí era efímero por la exposición a las miradas y que él no dejaba de estar trabajando.


Se puso un preservativo y acabé de rodillas cogiéndosela y moviendo mi mano de arriba abajo. Era grande, gruesa y muy dura.


A la boca, hilachones de saliva cada vez más espesa. Más adentro, más ahogada haciendo saltar las lágrimas..


La lengua en sus huevos, que metía con firmeza en mi boca humedeciéndolos más.


Habría prologando el tiempo cuando sentí la viscosidad a través del preservativo.


Me levanté, me bajé el vestido y le cogí por el cuello buscando su lengua a otra vez.


_Tengo que irme y tú también.


Descorrí la puerta y me vieron salir un par de chicas. Poco me importaba pues no me conocía nadie.


Me dirigí a la terraza e imaginé que Nathalie estaría por allí.


La encontré en la barra tomando algo y fumándose un "pito" con los mismos chicos que hablaba yo antes de ausentarme.


_Creo que ya os conoceis- dijo mirándome con una sonrisa.


_Por supuesto- Sonreí.


Me cogió del brazo y se acerco diciéndome al oído.


_"Tienes todo el rimmel corrido,¿has llorado?, ja,ja,ja"


_Sí, de gusto!


Ambas empezamos a reírnos ante la mirada del grupo.


_Ahora ya sabes quién le ha dado tu número-dijo Nathalie. Por cierto tienes un mensaje.


Me apresuré a leer :


-Tengo ganas de más.


_ Y yo, respondí.


_Te espero abajo y nos vamos fuera de aquí.


Me acerqué a Nathalie y le dije :


-Me voy a acabar la noche. Ya sabes con quien, petite salope. Merci pour ton aide.


Nos vemos mañana en casa. Cuidado con lo que haces que esta noche hay muchos buitres.


Ambas soltamos una carcajada y me fui escaleras abajo deseando lo pasasen bien. 



Han pasado varias semanas desde entonces y cada vez que pienso en él tengo un incendio entre las piernas!

miércoles, 27 de mayo de 2015

Buscando que leer (26)


Había decidido pasar una tarde tranquila por lo que me fuí a la Rue Saint-lezare y paré en el primer Starbucks Coffee que encontré. Desde luego que si una yo no era golosa, el cheesecake con frambuesa me hacía perder la cabeza.

Me encaminé hacía el Fnac del Passage du Havre con la idea de comprarme un libro e irme a casa para poder empezarlo. Llevaba meses con ganas de leer y es que la novela histórica es una de mis pasiones.

Subí a la planta y estuve hojeando varios hasta que dí con el que buscaba. Las mil y pico páginas no me asustaban en absoluto. Sonreía como una tonta al ver en la portada la imagen de mi "Paris del alma" hasta que una voz desconocida me llamó la atención.

· Vaya, vaya, vaya, mira quien hay por aquí? La pequeña Juliette Declercq.

La voz no me era para nada familiar e hice caso omiso de sus palabras. A saber quién era aquel extraño. Disimulé y continué caminando despacio alrededor de la mesa llena de libros.

· ¿Ni tan siquiera me vas a saludar?

Dí un respingo puesto que pensé que se habría ido al ignorarlo pero no.

"Zut!"- pensé. A ver éste qué quiere ahora.

Me giré y con una sonrisa conciliadora ( más conmigo misma que otra cosa ) pregunté:

· Hola. Perdón, ¿nos conocemos?

· A ver…seguro, lo que es seguro no estoy, es cierto, pero viendo esa espalda , ese color de pelo que ahora llevas y esas manos. Pues tengo mi sospechas-. Dijo en un tono sereno.


- ...Y si además hago un poco de ejercicio  de imaginación y uno el puzzle de tus fotos…pues sí, creo que te conozco y tal vez tu a mí. Pese que para ti, sea quizás, uno de tantos admiradores-. Respondió con una amplia sonrisa.

Era bastente alto y tenía una miranda chispeante. El cabello oscuro y buenas maneras.

No quería ni pensar que alguien me hubiese reconocido. La idea de Nathalie y las mechas californianas para despistar me parece que no habían servido de nada. La maldije por un momento antes de volver a la conversación.

· Puede ser....respondí y ahora, si me disculpas, quiero continuar con lo que hacía-. Y con un gesto un tanto nervioso y algo mecánico mire mi movil y apreté el paso.

· ¿Te escribe Nathalie?. Ten cuidado no corras. No sea que pierdas el tacón como el capítulo aquel de «
Turbulencias...(16)»-. Soltó de repente como un latigazo.

- Eso quisieras tu…-. Respondí con soberbia pero titubeante, consciente de la metedura de pata que acaba de hacer.

· ¿Te puedo invitar a un café? He leído todo cuanto escribes y hasta alguna vez hemos hablado por chat.

"Miér....coles!!" pensé.

· Sí, bueno...-."¿Pero cómo que "sí bueno...?. Pues claro que no". "¿Vamos Juliette en qué estas pensando?". - ...Quiero decir...no. Como alguna vez te habré dicho, no quedo con nadie del chat. Lo que hay en la ventanita, ahí se queda.

· Permítame que le diga Srta,. que no hemos violado ninguna de sus "normas"( hizo énfasis en la palabra) ya que no hemos quedado sino que la he encontrado.

· Vale, perfecto. Gracias por el saludo y que tengas buena tarde, le respondí mientras hacía el ademán de bajar por la escalera mecánica.
Me cortó el paso con su brazo y sonriente dijo:

· Conozco de ti los pequeños fragmentos que publicas pero no pensé que fueras tan...

Ahí me hirvió la sangre y antes de poder articular palabra lanzó:

· Que fueras tan..."apetecible"

Me mordí el labio inferior y quise continuar caminando sin éxito alguno.

· Mírate! Enfundada en un tejano claro, esa camisetita negra tres cuartos bien ceñida y ese chaleco tejano a juego que dan ganas de cogerte por la cintura y...

· ¿Te has fijado en mis manos?

· Sí, claro.

· Pues no sigas si no quieres sentirla estampada en tu cara.

Soltó una carcajada y me abrió el paso con una reverencia.

· Muchas gracias. Au revoir.

Bajé las escaleras aliviada aunque conforme lo hacía, pensaba que la situación había sido de los más divertida. Pagué el libro, lo metí en el bolso y me encaminé hacia casa.

Al parar frente a un semáforo la puerta de un coche blanco se abrió de par en par. Una voz desde dentro ordenó:

· Entra!

· Puedes continuar tu camino !!Tout droit !!Indicándole con mi mano.

· Entra si no quieres que ponga desvelar tu secreto a todo el mundo a grito pelado-. Dijo con esa sonrisa socarrona que ya empezaba a a cansarme.

· Pues ya lo estás haciendo.

Tuvo que continuar pues la luz verde del semáforo y la cola de coches que tenía detrás empezaron a pitar.

Estaba entre muerta de vergüenza por el espectáculo y muerta de risa por el desplante.

Justo cuando llegaba cerca de casa sonó el móvil. Me paré en una pequeña callecilla y miré a ver de quién era. Estaba preparando la despedida de soltera de una amiga y el grupo "se había despertado"

En el momento que me disponía a responder , otra vez él parado con su coche y la puerta abierta.

Quise encarar de una vez por todas la situación. Guardé el móvil y le dije :

· Vamos a ver, ¿qué te pasa conmigo?

· Quiero conocer a la Srta.



Declercq. 

· Ya está, me has saludado y hemos cruzado unas palabras.

· Qué terca eres! A ti te metía yo en vereda.

· Ah!,¿sí? Pues la llevas clara.

· Haz el favor de subir.

· ¿Cómo? ( Sonreí maliciosa al escuchar cómo lo pedía?

· ¿Eso es un por favor?

· Sí.

· Está bien.

Pasé la bandolera hacía delante y me acomodé en el asiento del copiloto. Nathalie habría pensado que estaba loca por subirme en aquel coche pero quería saber a dónde iba a llegar todo aquello.

· No te quiero escuchar si no te autorizo

· ¿Cómo?¿Tu quién te has creído que eres?Puedes esperar sentado ahí toda tu vida!

· Te he dicho que no hables hasta que te lo ordene.

Pero bueno!!Estaba indignadísima. Éste había llegado y se había creído mi Dueño y Señor.

Vale. Me quedaba calladita pero a la mínima me largaba de allí.

· Buena chica, así me gusta.

Yo no hablaría pero él, cada vez que lo hacía me irritaba más.

Había practicamente anochecido y no sabía dónde iba. Mi cabeza empezó a pensar en la de artilugios que podía llevar en el maletero. ¿Una fusta?¿Una pala?¿Un… ?. Ni tan siquiera sabía los nombres.

Juliette!! me dije a mi misma. Deja de pensar tonterías.

Una frenada del coche en ninguna parte me hizo aterrizar otra vez.

· Quítate los pantalones

· No!

· Te he dicho que te quites los pantalones

· No!

Me sujetó con tal fuerza del pelo que le miré enfurecida.

· Ahora te callas y te quitas el pantalón o...dijo sin soltarme la melena

· ¿ O qué?

· Sentí su boca acercarse a la mía y un fuerte dolor en el labio inferior que me hizo revolverme en el asiento. Tenía sus dientes clavados en el labio. Me lo toqué y no sentía nada.

· ¿Serás...ca..?

· Puedes decirlo. Sí, soy un cabrón y estoy completamente empalmado. Me llevó la mano a su entrepierna y comprobré que era cierto. La erección que tenía era apoteósica, igual que el tamaño de su miembro.

Me soltó del peló y se quedó espectante mientras me quedaba quieta en el asiento pasando la lengua por el labio dolorido y cruzada de brazos.

· Sácate el pantalón

Le miré e hice como que ni le escuchaba. Me cogió en volandas sin esfuerzo niguno y apoyó la mitad de mi cuerpo sobre su hombro mientras forcejeaba para bajármelos. Sacó mis zapatos y me aponsentó en el asiento del copiloto en camiseta y culotte. Me separó las piernas e introdujo un par de dedos.

· Vaya, vaya. Te van las emociones fuertes. Quitate el culotte y ven aqui arriba.

Había desabrochado su pantalón y mantenía toda su erección en su mano. No me había equivocado. Era enorme.

· No !-. Le grité

· ¿Cómo?. Respondió enojado

· No !-. Le repetí

Me sujetó nuevamente del pelo con fuerza y se acercó apretando sus dientes contra mi labio aún dolorido . Aquello me acabó de enfurecer.

· Ni se te ocurra volver a hacer eso. Ya puedes irte con una de tus sumisitas, que imagino tendrás y que obedezcan a todo lo que te de la real gana.

· No quiero a ninguna, me vas a obedecer tú.

« ¿Sí? » Pensé. Ahora te vas a enterar.

Me quité el culotte bajándolo hasta las rodillas y lanzándolo a la parte trasera mientras lo sacaba por mis pies. Me miraba deseoso y a la vez triunfante. Me sujeto con fuerza el cuello y sentí su lengua hasta lo más profundo de mi garganta.

Me acomodé frenté a él y empecé a masturbarle. Escupí directamente formando un largo hilachón que cayó justo en la punta antes de comenzar mi juego de muñeca.

· Joder con la francesita.

Le miré retante sin decir nada. Mientras le masturbaba cada vez más rápido me percaté que mi trasero estaba en contacto con el cambio de marchas. La mirada encendida. Cada vez me acercaba más a aquella pieza mitad plástico y mitad metal. Sus manos en mi clítoris no hacían más que excitarme aún más de la misma rabia.

Fui empujando poco a poco, dilatando cada vez más, hasta que noté todo el cambio de marchas detro de mi culo. Empecé a moverme, rebotando. Escupía, subía y bajaba con rapidez una mano, mientras la otra no hacía más que apretar su huevos.

· Ven zorra, te voy a follar.

· Ni lo sueñes, ya me he follado yo solita la palanca,¿lo ves?

En ese mismo instante mi mano subía y bajaba aún más rapido cuando se incorporó para ver como rebotaba una y otra vez con aquello dentro.

· Eres una maldita zorra.

· Lo sé y me acabo de correr en tu coche sin tu permiso.¿Qué te parece ?Pregunté socarrona.

Fue escuchar esas palabras y una inmesa eyaculación saltó por los aires.

Me incliné para recoger mi ropa interior saliendo poco a poco de aquel artilugio que me había servido de juguete. Cuando lo hice se giró para ver lo dilatada que estaba.

Con rapidez acabe de vestirme sin dirigirle una palabra salvo una y otra mirada de ira.
· Acaba de vestirte que te llevaré a casa.

· ¿A ti no te ha quedado claro que nadie me marimandonea? Busca a otra más obediente !!

domingo, 22 de marzo de 2015

The meeting (25)



Las once y media de la noche o cuando menos eso marcaba el reloj de agujas que incansable no dejaba de dar vueltas sobre la blanca esfera metalizada.

Maica me tenía la cabeza taladrada con números, input, estadísticas, tablas de gastos y beneficios. Se trataba de la reunión anual de la cadena en la que representantes de nuestros hoteles dábamos comparecencia de la situación financiera y global del estado de cada establecimiento.

Hacía algo más de un año que habíamos abierto en París y la verdad es que estábamos muy satisfechos de la acogida de nuestra propuesta en una ciudad tan abierta a posibilidades como es la capital de mi país.

La presidenta me felicitó personalmente por la gestión recalcando que nunca pensó que fuese a dar tal rendimiento en post de nuevas ideas y nuevas fórmulas de captación de clientes.

- En verdad que Mario tuvo, he de reconocerlo buen ojo contigo-. No solo ojo, pensé, y una sonrisa se marcó en mi rostro mientras mi mirada paseó fugaz sobre la de un avergonzado Mario.- Pero no te acomodes, esperamos más de ti, queremos afianzarnos en el sector y confiamos en ello, en tu pericia y la de tu equipo para que lleves a buen puerto esta nave.

El día había comenzado bien temprano. Tomé un vuelo en París a las 6:50 de la mañana, llegada a Barcelona, visita a la sede de la cadena, que no era otra que la planta superior de nuestro hotel estrella en la ciudad condal, desayuno y recepción de los ejecutivos representantes de los diferentes hoteles..Comida y desde primeras horas de la tarde reunión con la presidenta y demás accionistas mayoritarios.

Disponíamos de habitaciones para pasar la noche. Habitaciones presidenciales con todo lujo de detalles. Estábamos agotados por lo que algún miembro del equipo ejecutivo bajó a tomar una copa. Yo, necesitaba aire, mi cabeza necesitaba oxigenarse y bajé al bar también, pedí un té y salí fuera a tomármelo. Sobrevaloré aquella noche estrellada a orillas del mediterráneo; hacía un frío terrible y la sensación de humedad era alta.

- ¿Un taxi, señorita?-. Preguntó eficiente un botones bien abrigado dispuesto en la puerta de entrada.

- No gracias, solo salí un momento a estirar las piernas y respirar el aire de Barcelona.

Del parking del hotel pude ver salir un lujoso audio negro de cristales tintados que se situó junto a mí. El cristal delantero bajó produciendo un leve sonido casi inaudible, suave y casi sibilante.

- Fría noche para salir a tomar un té-. Puntualizó Mario.

- Me encontraba tan saturada que no sopesé bien ese detalle-. Y una blanca línea dental se prendió de su rostro replica a la mía.

- No se tu pero tengo hambre. Conozco una buena pizzería...

- Un poco tarde, no crees, para ir a un restaurante. Son casi la una y comer en el restaurante del hotel supone exponerse a miradas y a Maica.

- Hay un pizza Hut cerca-. Expuso con cierta socarronería en su proposición.- Cierran tarde y el salón de mi casa es un lugar confortable y caliente…además de encontrarse lejos de miradas indiscretas. Y tranquila, que tendrás un taxi a primera hora para que te acerque al Prat. En cuanto al equipaje-. Añadió.- Te lo enviaré a casa.
No le negare poder de persuasión y menos cuando el frío empezaba a calar mi ropa. Dejé el vaso de cartón del té en una papelera que se encontraba cerca, rodeé el vehículo y entre en el.

- ¿Sabes?...tengo hambre.

Como bien dijo Mario no muy lejos a pocas manzanas había un típico Pizza Hut del cual salió Mario con una tamaño familiar.

- Aguanta un segundo ahí-. Me dijo entregándome la pizza. Estaba caliente y rápido estimularon mis manos. El olor hablaba por ella diciéndome “Cómeme”. Se metió en el coche y salimos del estacionamiento en doble fila.

En pocos minutos llegamos a la zona residencial donde éste vive. Un lugar plagado de casas impresionantes y árboles que tejen una imagen idílica no apta para todos los bolsillos. La puerta de su cochera se abrió al detectar el receptor de ultra frecuencia la cercanía de su coche.

Efectivamente el salón de su hogar estaba cálidamente climatizado.

- Estás en tu casa, Juliette. Ponte cómoda. Buscaré algo que te pueda ir en mi armario creo que tengo algún pijama de Maica por aquí.

- Superbe!…Mientras si no te importa llamaré a Nathalie para contarle mi día. Es tarde pero ésta es de trasnochar-. Así fue hable unos minutos con ella, sin dilatarme en explicaciones pero hablamos de todo…incluyendo de donde me encontraba…

Mario bajó con un pijama sencillamente horroroso mientras daba por concluida la llamada.

- ¿ Dónde tienes tu armario? ya buscaré yo algo más sexy!! Desde luego…hombres-. Y rebuscando, me puse una camisa blanca de Mario que me venía enorme pero que semi desnuda me quedaba monísima.

Vi un aparato de música y me acerque a él.

- ¿Qué música te gusta?-. Pregunté

- No sé, tengo un poco de todo, mira tú-. Fue lo que contestó mientras improvisaba una mesa sobre el entarimado del parqué junto a la chimenea.

Tenía la B.S.O. de la película “Pulp Fiction”…adoro esa música, me trae muy buenos recuerdos. Introduje el Cd y puse reproducción aleatoria. “Son of a Preacher Man” fue la primera en sonar. Modulé el sonido y me senté junto a Mario para dar cuenta de la pizza junto a la tenue luz y calor de la chimenea.

Mis muslos desafiaban de los límites de la camisa y el culote azul oscuro se translucía a través de su tela. Un buen vino acompañaba la suculenta cena.

- Has hecho un gran trabajo. Superado la expectativas. Quiero que sepas…-. Mi dedo índice silencio su boca.

- No hablemos más de trabajo. No hemos venido aquí para eso-. La boca suplió mi dedo en un beso ardiente y prolongado.

La copa se vertió dejando el mantel manchado de un rojo sangre sobre el suelo mientras la música seguía sonando “Girl, You’ll be a woman son”…

Mario me asió por las caderas y me coloqué justo encima de las suyas. Sus Labios calientes y con el sabor aún de vino se pegaban a los míos sin el menor atisbo de separación.

Sus manos comenzaron a desabrochar la camisa rozando mis pechos. El leve contacto del dorso de sus manos estimulaba mi deseo. Manos que se introducían por dentro del sujetador agarrando con fuerza mis senos adueñándose de mis pezones.

- Vas a romper la camisa.- Dije susurrándoselo al oído.

- No pasa nada; es mía tengo más.

- ¿…Ah, sí?.- …Y erguiéndome sobre sus caderas me abrí la camisa haciendo saltar los botones de sus ojales que cayendo con estrepito sobre el suelo fueron rodando por la estancia. Mi torso quedo descubierto mostrando parte de mi pecho desnudo por el sujetador maltrecho.

Me terminé de quitar el sujetador y desabroche su pantalón y el cinto que lo amarraba introduciendo mi mano en el interior de su slip agarrando su miembro con firmeza.

Fui bajando lentamente buscando su sexo.

Lo primero que sintió fue el roce de mis labios…luego la punta, jugosa y caliente de mi lengua recorriendo en círculos su glande.

Estaba loco de excitación, tanto como yo.

Su deseo de tenerla dentro de mi boca era tal como el mío de sentir mi paladar ocupado por aquel miembro erecto y caliente entrando y saliendo, haciéndose espacio en mi garganta obstruyendo mi aliento. Para ello mi saliva caía sobre su sexo lubricándolo con la ayuda de mis manos.

Dejó caer su cuerpo lánguido y entregado sobre ambos codos, para luego, quedar tumbado sobre el suelo mientras mi cabeza ascendía y descendía disfrutando de su pene endurecido.

Las penetraciones eran cada vez más profundas y lascivas.



Me faltaba el aire y las mandíbulas dolían de la amplitud que debían adquirir.

Notaba tal sentido del dominio de su placer que la situación resultaba de lo más excitante para mí.

Tumbado como estaba me quité la camisa y agarrándola la puse sobre su cara, anudando las mangas por detrás de la nuca.

Mario se dejaba hacer y yo disfrutaba con cada acción que realizaba. Mis muslos abiertos sobre sus caderas dejaban mi sexo sobre el suyo. Estaba mojada y muy excitada viendo como su respiración jadeante surgía con fuerza en él haciendo mover rítmicamente la tela suave de la camisa.

Tomando el cinto del pantalón amarré sus manos por las muñecas entorno a sus caderas quedando unida cada mano a ambos lados de cada cresta ilíaca. La hebilla bien tensa para evitar que se soltara quedaba a la altura de su ombligo.

Amarrado como estaba, era mío por completo…sumiso e indefenso le puse un preservativo y me lo introduje dentro. Guiándosela desde mi mano hasta el fondo de mi vientre.

La música continuaba llenando el salón ahora entre coros de gemidos que se sumaban a la polifonía del momento.

Mis caderas se movían con agilidad, la espalda se tensaba y se arqueaba en torno al placer que adquiría. Notaba su miembro endurecido dentro quemándome las entrañas.

Mis pezones erectos rasgaban el aire. Las manos se posan sobre su torso mientras intensificaba el vaivén de mis caderas.

Él intenta moverse y acompañar mi movimiento pero no le dejé. Era yo quien tiene la iniciativa.

Las uñas se fueron clavando sobre su carne conforme me acercaba el momento de correrme. Sabía que le producía dolor este hecho pero no se atrevía a pronunciar palabra, incluso cuando herí su piel.

Un rubor me afloró sobre las mejillas, ardor y hormigueo me invadió el vientre…y un gemido sordo, acompañó sin titubeos a los espasmos que mi sexo produjo sobre el de él, en el momento del clímax.

Me dejé caer sobre él y mis pechos descansaron sobre su torso arañado.

Bajé hasta su miembro aún erecto sin apartar mi mirada de ese trozo de tela que danzaba entorno a su boca y nariz.

Sostuve con firmeza su miembro y quitándole el preservativo comencé masturbarle.

- Vamos Mario… píntame los labios que me dejé la barra en el bolso.


No tardó mucho en eyacular como era previsible sobre mis labios impregnándomelos de su semen caliente el cual iba resbalando entre la comisura de la boca y la barbilla para terminar cayendo sobre sus testículos.

A la mañana siguiente desperté bien pronto sobre el edredón azul de su cama. Y sin despedida previa marché en un taxi dejando el hueco de mi ausencia sobre su colchón.


viernes, 23 de enero de 2015

Baño y lectura (24)

En el preludio de la incoherencia donde reside la zafiedad de la palabra,  se entreteje y se deshilacha  pensamientos desordenados e inconclusos. Allí  ejerzo la desobediencia de la ética y de los modales, los cuales tomo, los destrozo,  los desmenuzo  y sumerjo en pos de mis designios.

Dueña de mi bañera…agua caliente que me inunda. Allí  donde la  piel desnuda  emerge blanca,  sobre la aún mas blanca espuma de refinado aroma.

La puerta entreabierta (para qué cerrarla…),  allí es por donde el vapor se escabulle y se difunde en el aire frío y perpetuo.

La música que me rodea,  cautiva y estremece enjugando mis sentidos. Sentidos estos, que se funden en un aria de Puccini, en la que una Madame se deja seducir por la oscuridad más absoluta.

Así mi mano surge como una venus naciente de Botticelli  entre el crepitar de la espuma que se adhiere y  resbala entre los dedos recorriendo mi piel expuesta.

Alcanzo una manzana verde de piel brillante  y aspecto pecaminoso. Allí mis labios se posan, la rodean y la poseen.  Allí los dientes se ensartan en su carne desgarrándola en una lasciva mordedura. Luego se retiran, al igual que un pétalo  se desprende de una rosa dejando ver   la pulpa que en mi boca se encuentra.

El frescor de su jugo, plena y enervan mis papilas gustativas que se siente atizadas por la irreverencia de su ácido sabor.

Me dejo zozobrar aun más en la bañera hasta que el agua alcanza justo el mentón, y mi propia respiración esparce la espesa capa que el jabón produjo.
 En una mano tengo la manzana que alimenta mi ser, la otra en cambio, perpetra con desdén   bucear entre mis piernas para saciar mi deseo…

Mis muslos se van abriendo sin mayor oposición, dejándome aun más desnuda en mi desnudez, y más indefensa ante mí voluntad aturdida y visceral.

Poso la manzana sobre una de la esquinas de mi robusta bañera con la marca de mis labios en ella y tomo el “Diario Secreto de Nathalie”, abriéndolo por una página cualquiera.



La música continuaba enarbolando mis oídos, llenando el vacío. Las palabras escritas de Nathalie ocupaban mi cabeza.

“… Le miré a los ojos y no cabía duda de lo que aquella mirada insinuaba.

Me deslicé entre sus piernas y puse mi mano sobre la bragueta de su pantalón.  Busqué y palpé. Podía notar su nerviosismo…aun la tenía adormecida en su ropa interior.

Subí hasta su cara y comencé a besarle sin apartar la mano de su entrepierna esperando una respuesta o signo. Así ocurrió sus piernas se aflojaron estirándose mientras su pelvis se elevaba dejándome sentir en mi mano como su miembro crecía.

Desabroche el botón y baje la cremallera de sus pantalones.  Introduje la mano por dentro de su slip. Estaba completamente depilado y  mis dedos campaban a sus anchas sobre su piel desnuda comenzaba a sentirme muy excitada.

Saque su miembro, el cual iba adquiriendo un considerable tamaño. Intenté sacar sus testículos pero la tirantez de pantalón me lo impedía, así que se los bajé con delicadeza, para que  estuviera más cómodo.

Con mi mano izquierda inicié un masaje a sus testículos. Un masaje en círculos en la que mi palma y mis dedos trabajaban sin descanso. Mi mano derecha recorría todo el cuerpo de su miembro… a ritmo lento y suave.

Mi mirada se clavaba en la suya mientras su glande  rozaba la voluptuosidad mis labios entreabiertos…”

Me resultaba tan excitante aquel recuerdo vivo escrito por Nathalie en el diario que mis dedos comenzaron a jugar con mi clítoris, ya en ese momento henchido.

“…la uñas de mi mano izquierda, se las pasaba por el escroto erizándole la piel.

Me pasé la lengua por los labios, a fin de humedecerlos y que estuvieran más lubricados y resbaladizos. Entretanto, no apartaba ni un ápice la mirada de él que estaba en sumun de la excitación.

Apreté poco a poco su miembro mientras iba bajando mi mano hasta la base de este.

 Sé que quieres mirar, pensé, a los hombres os encanta ver como os la chupan.  Como nos la metemos en la boca, jugamos con ella, la empapamos de nuestra saliva y nos la metemos bien adentro al punto de la arcada.


 Aparte mi rubio pelo de la cara para que pudiera apreciar como pasaba mi lengua por todo su pene, desde abajo hacia la punta, en la cual me recreé haciendo pequeñas lamidas en círculos y creaba hilos de saliba.

Puse la boca perpendicular a su  sexo y recalando toda la saliva que disponía me pase la lengua por los labios, sin poder evitar que parte de esta saliva cayera sobre su punta y se deslizara hasta sus testículos mojando mi propia mano…”

Mis dedos ya no solo jugaban con el clítoris sino que también me penetraban proporcionándome un placer indescriptible. Deseando que mis dedos fuesen aquel miembro  del que disfruta mi amiga .

“…Recogí aquellas gotas de saliva desde la base su pene con mi lengua y fui subiendo sin quitar mis ojos de suyos. Él en cambio, cerraba sus parpados presos de su deseo. Como digo, fui subiendo por el cuerpo de su pene lentamente hasta alcanzar la cima, entonces giré mi cabeza de lado y simule morderle, suavemente colocando mis dientes en su carne dejando la marca de mis incisivos sobre su glande.

Volví a dejar caer mi saliva sobre él y lo esparcí por todo su miembro con mi mano. Una vez bien lubricado comencé a chupar, primero un poco luego intentando metérmelo todo en la boca. Adaptando mi lengua y mi garganta al tamaño que tenía.

Apretaba sus testículos y llevaba mi mano incluso un poquito más atrás, justo antes de llegar al ano, donde se encuentra la base del musculo de la erección…”

Con ambas manos bajo el agua y la respiración cada vez más jadeante mi cuerpo se iba estremeciendo más y más. Mis muslos se apretaban entre sí impidiendo que mis dedos escaparan de  dentro de mí.

“…Después, de lamer un montón de veces y de chupar pausada y rítmicamente empecé a notar ese punto de frustración en él sino comenzaba a tomármelo mas enserio. Atormentar está bien, pero una tiene, y debe saber cuándo ha llegado a ese punto en que la cosa empieza a ponerse seria.

Le pegué un lametón en el mástil del miembro y se lo sostuve con fuerza a la par que le masturbaba enérgicamente. Pasé rápidamente mi lengua, por todo el contorno de su glande e incluso  en el interior de mi boca. Bañe mi paladar con el líquido preseminal que comenzó a brotar y que esparcí por todo su miembro y mis labios.

Estaba disfrutando con aquella mamada y me la metí toda en la boca como si fuese un helado. Se volvió loco de placer. Le podía escuchar gemir. Se retorcía en aquel sofá.

Acomodaba mi cuello para que entrase mas…no resulta fácil, pero si tienes experiencia y sabes hacerlo puede entrar toda.

Noté que había llegado el momento. Su miembro empezó a convulsionar y sus testículos se contrajeron en mi mano. La saque de mi boca justo en el momento en que comenzó e correrse. Su semen estaba caliente y brotaba a borbotones con cada sacudida de mi mano. La note en mis mejillas…en la comisura de mi boca…, en el contorno de mis pómulos…, precipitándose desde mi mentón sobre él y sobre mi…”

Mi mano derecha broto con la fuerza un géiser, de aquel agua caliente agarrándose a la  bañera...mi cara se sumergió  en aquella superficie jabonosa, derrotada por el orgasmo que acababa de alcanzar para brotar nuevamente envuelta en la espuma blanca que se iba deslizando por mi barbilla.

Así fue, como terminé aquella noche antes de irme a la cama a descansar.


Buenas noches…bonne nuit.