miércoles, 24 de diciembre de 2014

FELIZ NAVIDAD!!

Bonjour à tout le monde!!

Desde casa y en vacaciones,
no me olvido de todos aquellos que me seguís y pasáis buenos momentos con mis vivencias.


Mis mejores deseos para estos días y para el año que comenzaremos en breve.


Feliz Navidad y Próspero Año 2015!!!

Bisous!!!

Juliette

jueves, 18 de diciembre de 2014

Noche de sorpresas (23)



-¡Diez minutos y a la pista, chicas!

De las mayores locuras en las que yo me había visto involucrada con Nathalie, que no eran pocas; sin duda aquella se llevaba la palma. ¿Cómo diablos me había dejado convencer y qué diantre hacía con aquel mono de cuero rojo cubriendo mi cuerpo?.

Eran las 3:30 de la madrugada aproximadamente y estábamos en una de las discotecas más populares de París, de nombre…bueno, qué más da eso. El caso, es que la sala estaba a reventar y el miedo escénico, que ahora sé que existe, vamos que si lo sé, me tenía atenazada.

- Tomate esto-. Dijo Nathalie ofreciéndome una copa.

- Sabes, que solo bebo en contadas ocasiones.

- No repliques y tómatelo. Es un Gintonic y creo que lo vas a necesitar. Yo acabo de tomarme uno.

- ¿Te he dicho que te voy a matar?-. Dije, mientras tomaba aquella copa que me quemó las entrañas.

- No hará falta que me mates si me da un infarto antes; pero como no queda nada para salir al escenario, déjalo para más tarde…

Lela debía encontrarme aquella tarde, en la que Nathalie apareció por casa buscándome desesperada mente. Yo, que me había llevado algo de trabajo ese día y estaba realizándolo en ese momento me vi interrumpida cuando tras un sonoro portazo  un “Juliette” llegó a mis oídos con fuerte estrépito. Lo siguiente fue ver su bolso volando por encima de mi cabeza para terminar sobre el sofá.


- Necesito que me eches una mano, por favors´il te plaît…s´il te plaît … s´il te plaît..-. Dijo aposentando los codos y juntando las palmas de las manos como si fuese a rezar sobre mi mesa de trabajo

- ¡Ahora no, Nathalie!. Luego hablamos…-. Le imploré, pero como me puede la curiosidad y la puñetera, sabe poner esa carita de niña pequeña desvalida, terminé escuchándola y con un beso en la 
mejilla por su parte.

- ¿Te he hablado alguna vez de mi amiga Aina?.

- ¿Aina…, la de Yoga, la que es stripper?..
- La misma…bueno, pues….verás…eh; resulta que el otro día quedamos para tomar algo y me comentó que le había surgido un bolo, y que necesitaba una chica para bailar y tal…

- ¿….Y tal?...¿Define “tal”?.- Dije escrutando su mirada.

- Y tal…bueno…, un bailé y un numerillo lésbico..de nada…

- Ay…, la madre que te parió…Nathalie.

- Casi me lo suplicó, Juliette entiéndelo… es mucho dinero y le hace falta y verás, a mi no me viene nada mal…además, vamos con la cara tapada.

- No me lo puedo creer. Y en qué puedo ayudarte; sorpréndeme…

- Aina se ha caído ensayando y se ha roto la pierna…ya sé que es muy tópico, pero la realidad supera la ficción-. No quería saber más pero hubo más.


- El promotor de la sala me ha dicho que todo está ya preparado. Que no le importa quién la supla pero que el número debe hacerse, porque si no, debemos correr con los gastos ocasionados ya que figura en el contrato.

- Definitivamente estáis chiflada...


- Por favor...Es solo bailar y jugar. Sera divertido. Además Aina, te da su parte del dinero


- No, no y no…

Llegamos a sala a las nueve de la noche y el coreógrafo me enseño los movimientos. La verdad es que me gusta bailar y hasta me lo estaba pasando bien.

- Esta noche vais a quemar la sala-. Dijo complaciente aquel tipo con una pluma que tiraba para atrás.

Se apagaron las luces y un cañón de luz iluminó a presentador de la actuación que no era otro que el coreógrafo de antes. El público se sumió en un breve silencio que se fue rompiendo clamorosamente a la par que este iba presentado la actuación.

Nathalie y yo nos miramos resignadas y ocupamos nuestros puestos mientras nos colocábamos los cascos, con cuidado de no estropear nuestro peinado.

La pista quedó cubierta por una espesa capa de humo blanco y un potente foco, con una luz blanca cegadora que se encendió a nuestras espaldas, recortando nuestra figura. La gente presente comenzó a jalear y aplaudir cuando Nathalie puso en marcha una Honda VFR800F de color rojo cuyo rugido levanto el griterío a todos cuantos allí se encontraban, los cuales empezaron a enloquecer mientras recorríamos la sala en círculos.

Me sentía poderosa en ese momento y me agarre bien a la cintura de mi amiga que pilotaba enfundada en un mono de motorista negro ajustado que le iba como un guante.

Dejamos la moto en el fondo de la pista, por donde salimos, junto al foco de la potente luz blanca recortando la silueta de esta, creando una sombra perfilada que se propagaba desde atrás. Apagamos el motor y la discoteca volvió a su juego de luces habitual, mientras los Dj’s subían el volumen de la música en una nueva sesión de baile.

Nos acercamos al público los cuales no paraban de animarnos. 


Nuestros cuerpos se movían al ritmo compulsivo de la música en un baile sensual. Llegado a un punto álgido me coloque en el centro de la pista con Nathalie y en un abrir y cerrar de ojos tirando de la apertura de velcro que se situaba en el cuello y que recorría todo el mono, este se abrió hasta quedarnos desnudas de torso y espadas, con nuestros pechos a la vista de todos.

No podíamos ver bien el rostro de la gente a causa de los focos pero el ruido fue atronador en ese instante y no menos cuando haciendo lo mismo con el resto del mono quedamos en tanga expuestas a los ojos de cuantos nos miraban.

La música sonaba cada vez más fuerte o eso parecía. Nos decían mil y una cosas…nos gritaban al unísono. Caían camisas y jerséis de hombre sobre nosotras.

Nathalie se arrastraba por el suelo, reptando como un soldado cuerpo en tierra hasta las personas de la primera fila, los cuales extendían sus brazos para intentar tocarla, mientras que yo, hacía exactamente igual en el lado opuesto. Algunos me agarraban de la mano y tiraban hacia ellos pero ágilmente me escabullía de sus pretensiones y continuaba bailando

Tomé una silla dispuesta a tal efecto y la llevé al centro de la pista. Con cada paso la capa de humo se abría ante mí como si de una niebla se tratase y notaba…, casi podía sentir, como las miradas se clavaban en mis nalgas vibrantes, a cada impacto de mis botas contra el suelo.

Sobre la silla dispuse un consolador con ventosa que se adhirió a esta perfectamente , me situé justo de tras mientras las luces se apagaron y la música paro un segundo. Un segundo, que sirvió para quitarnos los cascos y soltarnos el pelo a la par que nos colocábamos unos antifaces con los que ocultar el rostro; luego volvió la luz y la música.

La gente vociferaba y animaban nuestros movimientos.

Eché lubricante sobre el consolador y simulando que lo masturbaba extendía esa sustancia aceitosa sobre el
. Nathalie por su parte jugaba a que le hacia una felación y así de espaldas al público exponiendo su trasero estos extasiaban ante nuestro número. 

Suavemente le extraje su tanga y exponiéndolo en el aire en círculos, grite:



- ¿Quién lo quiere?...-. la gente se volvió loca. Todos deseaban aquel tanga.- ¡ Vamos, no se escucha!. ¿Quién lo quiere?...-. Y lo lancé con fuerza, volando sobre las cabezas hasta dar con algún afortunado que se llevaría como reliquia.

- ¡El tuyo, guapa…ahora el tuyo….!.- Vociferaban

- ¿Lo queréis?....¿lo queréis?...-. Y quitándomelo picaronamente Nathalie , lo Lanzo al lado opuesto, donde otro afortunado lo gano para él. En eso que volviendo la silla inició un juego en el que se lo iba introduciendo hasta meterlo en su totalidad.

Me senté sobre las rodillas de Nathalie y esta agarró mis pechos mientras mi melena danzaba a son del ritmo y mi cuerpo se arqueaba apoyando mi nuca sobre sus hombros, y la espalda sobre sus pechos.

Giré mi cuerpo de forma rápida sobre mis tacones y aposente mi rodilla sobre la pista quedando mi cara entre sus rodillas, besándolas, mordiéndolas y comenzando un sendero con la lengua, desde el interior de sus muslos hasta su sexo ocupado por aquel consolador.

Apoye la planta de mi pie derecho sobre la rodilla de mi compañera de baile, elevando de esta forma mi pierna y quedando mi sexo a la altura de su boca. Con mi mano, agarre fuerte su melena larga y rubia, acercando su boca, el resto lo hizo su lengua y sus dedos.

Estaba más excitada de lo que podía esperar e incliné mi cuerpo hacia atrás apoyando mis manos sobre sus rodillas dejándome hacer. Su lengua vivaz hacía lo que otras tantas veces hizo, sin el menor reparo por la presencia de la gente. Y como en otras tantas veces alcancé un orgasmo difícil de describir, mientras ella con esos movimientos sobre la silla lograba también el suyo justo en el instante en que la luz y la música comenzó a dar por terminada nuestra actuación.